No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, de Laura Norton

Fecha de publicación: 29/04/2014
Número de páginas: 352
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Sinopsis: Si estás leyendo estas líneas es que te ha llamado la atención el título. ¿Te gustaría decírselo a alguien? ¿Serías capaz de decírtelo a ti mismo? Y lo más importante: ¿te gustaría mantener durante un buen rato la sonrisa que se te ha quedado en la cara? Pues esta es tu novela.Te podríamos contar con más o menos gracia de qué va la cosa, para que te hicieras una idea: que si la protagonista, Sara, es muy maja, que si tiene un trabajo muy interesante (es plumista, ¿a que nunca lo habías oído?), que si es un pelín obsesiva y alérgica a los sobresaltos... Por supuesto, la vida se le complica y se encuentra con que su piso se convierte en una especie de camarote de los hermanos Marx cuando en la misma semana se meten a vivir con ella su padre deprimido, su hermana rebelde y su excéntrico prometido y, sobre todo, el novio al que lleva mucho tiempo sin ver... Pero mejor no te lo contamos porque te gustará leerlo. Lo único que necesitas saber es que, desde el título, te garantizamos unas cuantas horas de descacharrante diversión como hacía tiempo que no disfrutabas.

Opinión personal: Después de tantas novelas negras, tantos asesinatos y tantos policías, me apetecía una lectura más luminosa y divertida, y me decidí por fin a zambullirme en esta novela que tanto tiempo llevaba viendo en diferentes blogs, que se deshacían en elogios hacía ella y su autora. Es, sin duda, una novela entretenida, con un muy buen ritmo de narración, que te permite desconectar y pasar un gran rato, y debo reconocer que en bastantes ocasiones me he reído con ciertos comentarios y ciertas ocurrencias que la autora pone en boca de sus personajes. Conforme avanzaba en la lectura, no podía evitar visualizarlo todo como si de una película se tratase, ya que estaba todo tan bien descrito y detallado que podía construirlo sin el mínimo problema.
Esta historia tiene dos protagonistas, Laura Escribano, y las plumas. Plumas de todas clases y colores que irán haciendo de hilo conductor a lo largo de las páginas. En las primeras páginas conoceremos a la Sara adolescente, la que se apuntó a la obra de teatro de su instituto porque supo que su amor platónico también lo había hecho. Él se encargaba con su grupo de música amateur, Los Humildes, de poner la banda sonora a la obra, y ella, siguiendo una estirpe de plumistas, acabó ocupándose de la escenografía, para la que monta una puesta en escena cargada de plumas que deja a todos con la boca abierta y consigue que Aaron, ese chico que roba sus suspiros, se acerque a ella. Pero esa historia de amor (en un sólo sentido) terminará antes de empezar.
En la actualidad, Sara ha terminado la carrera de química y se da cuenta que no quiere pasarse la vida opositando para una profesión que no le llena, y decide sorprender a su familia con la noticia de que se dedicará a las plumas, como su madre y su abuela, pero reinventado el concepto. Así, vuelve a abrir el taller que tenía su familia, que permanecía cerrado desde hace años, y empieza a preparar una línea de complementos. Intentará sacarla a la luz gracias a un amigo diseñador que decide utilizar algunas prendas en su próximo desfile.
Pero cómo podéis imaginar, las cosas no pueden salirle bien a la primera. Su novio, Roberto, es arquitecto, y se ha visto obligado a emigrar a Paría por la crisis. Después de varios meses sin verse, y a una semana de su vuelta, se empieza a torcer todo. Sus padres discuten y su padre se instala con ella, lo que tenía preparado para el desfile no le vale y se le echa el tiempo encima... Viviremos con ella esa cuenta atrás antes de que Roberto aterrice, y las siguientes semanas de caos y descontrol con un sinfín de escenas de lo más graciosas y surrealistas.
Y no quiero terminar sin destacar el acierto del personaje de 'el vikingo'. A pesar de no soportar un gran peso en la historia, ha sido de mis personajes favoritos y me alegra enormemente que la autora decidiera incluirlo.
Valoración personal: 8/10