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Decisiones en caliente
Rara vez las decisiones tomadas en caliente son buenas decisiones. Una decisión así se produce por un acontecimiento que nos turba y que hace que nos precipitemos al decidir. Pero ya hemos comentado otras veces que pocas veces las situaciones requieren una actuación inmediata, por lo que suele ser mejor dejar correr el tiempo y cuando tengamos la cabeza menos caliente, entonces actuar. Si es que hay que actuar, que muchas veces no habrá que hacer nada.
De esta manera evitaremos muchas veces tener que arrepentirnos de haber hecho algo que después de reflexionar pensamos que mejor sería no haberlo hecho.
Esto sirve también para cuando nos llega un email y lo contestamos en seguida. Al cabo de un rato nos arrepentimos de lo que hemos contestado. Los emails, whatapps y otros medios de comunicación hay que contestarlos pero salvo que sean de asuntos triviales, dejarlos reposar y leerlos más tarde o al día siguiente. Muchas veces nos damos cuenta de que lo que habíamos escrito inicialmente era fruto de la ira o de un enfado inicial, que lo único que hace es provocar un lio más grande.
Con las decisiones tomadas en caliente y los correos contestados de inmediato, en vez de resolver el problema que surge, lo que con frecuencia hacen es generar conflictos personales, y así es muy difícil entenderse. Consejo, no te precipites. Piensa dos veces lo que dices y lo que haces para no tener que arrepentirnos posteriormente.
Feliz vuelta de vacaciones para todos y volvemos a vernos el jueves que viene.