No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.

Frase célebre tantas veces repetida y oída. Expresión que parece encerrar gran sabiduría, pero que a mi entender hay que tomar con mucha precaución. Frase que, debo confesar, no es de mi devoción.
Entiendo que el mensaje que quiere transmitir es el de no “procastinar” (palabra castellanizada derivada de “procastination” en inglés), en definitiva y resumiendo: no dejar inconclusas o sin realizar actividades que podríamos llevar adelante hoy mismo. Pero procastinar no tiene en sí nada de malo o de ineficiente. Por el contrario, a veces es muy sano procastinar. Y puede resultar más eficiente que intentar hacer todo hoy. Claro, hay que hacerlo con inteligencia, de forma planificada, con creatividad y un poco de picardía. Está claro que en un día son muchas las tareas que pueden realizarse… por eso el “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, es un poco difícil de cumplir. ¡Tantas cosas podemos hacer hoy! Pero lo importante no es hacer mil y una cosas, sino hacer aquellas que realmente deseo, conviene o tengo responsabilidad de hacer. Por eso, estoy a favor de la procastinación. Es muy sano organizarse y no intentar hacer todo en un solo día… de solo decirlo ya suena estresante!! Dejemos para mañana lo que podríamos hacer hoy, pero de forma planificada y para hacer hoy otras cosas que estimemos de mayor valor o urgencia. Aunque una de esas cosas sea descansar o recuperar fuerzas, que también lo necesitamos. O visitar a un amigo o un familiar. A veces el tiempo “improductivo” transforma en más productivo el tiempo de trabajo.