para el futuro de la fe y del encuentro – no desencuentro, sino encuentro – entre fe y laicidad, tiene un punto central también la cultura española
Ya se ve que "laicidad" no puede ser interpretada como algo malo, dentro de la semántica del discurso de Benedicto XVI; si no, sería como si el Papa estuviera pidiendo hora para una entrevista con el lado oscuro de la fuerza, con idea de llegar a fijar unos mínimos en el contexto de una agenda común que permita establecer acuerdos puntuales destinados a ulteriores medidas pragmáticas dentro de un gran pacto de viabilidad de comunicación bilateral que posibilite unos minutos más de presencia de la Iglesia en el prime-time del escenario mediático-político-económico de este mundo globalizado de acuerdo con shares de audiencia y encuestas de aceptación a cambio de unas contraprestaciones espiritu-político-culturales de modo que se pueda llegar a un entendimiento basado en el diálogo (tomar aire aquí) dirigido a llegar a fijar unos mínimos en el contexto de una agenda común que... (da capo senza fine, con la precaución de hacer la pausa respiratoria en el lugar adecuado)
El Papa, obviamente, se refería a otro tipo de encuentro.