Alguien sabría decirme cuantas redes sociales existen en internet? Más o menos si sé que en España las más usadas son Facebook, Tuenti, Twitter y Linkedin. Soy el primero que reconozco que sigo a casi las mismas personas en varias redes sociales, y que también soy el primero que publico lo mismo en varias redes simultáneamente.
Y charlando el otro día con un amigo me explicaba la gran diferencia que encontraba él entre las relaciones personales y las virtuales (las relaciones 2.0 como les gusta decir a los gurús). Decía que a los amigos se les va conociendo con el tiempo, con el trato diario, y vas construyendo una amistad que varía en función de los años. Unas veces aumenta la intimidad, otras casi desaparece el contacto, para recuperarse años más tarde. Pero hacía énfasis en que en el Mundo Real las relaciones se basan en el trato personal, que te permite conocer poco a poco a la persona. En seguida quise refutar su argumento explicándole que desde las redes sociales también se puede conocer a una persona. Pero justo cuando lo iba a decir me mordí la lengua porque ni yo mismo me lo creía.
Es un tema que ya he comentado alguna vez, precisamente en las redes sociales. Lo fácil que puede resultar a primera vista conocer a una persona por su actividad en las redes sociales. Muchos se hacen esquemas mentales de un personaje basándose en qué contenido publica, a qué noticias presta más atención, las causas que apoya, con quien se enfada, a quién ataca y a quién defiende.
Pero este principio es tan absurdo como pensar que una persona en la vida real es la misma que en internet. Ni cuando comencé ha bichear los chats del iRC lo pensaba, ni ahora 11 años después, lo pienso. Somos muchos los que hemos construído un personaje público para utilizar en las redes sociales, en blogs y eventos de internet. No entremos en juzgar si es lícito o moral actuar así, eso es harina de otro costal.
La decisión de crear un personaje virtual, un avatar, es personal. En mi caso lo decidí así en su momento para no mezclar mi vida personal en el Mundo Real con lo que haga y diga en internet. Yo no necesito venderos nada, no necesito crear mi propia marca personal más allá de tener un estilo propio y reconocible. Entiendo que los que viven de la red necesiten asociar su persona con su avatar, al fin y al cabo buscan un fin, vivir de ésto. Tal vez por ese motivo solemos llevarnos no muy bien los que usan su propia marca personal con los que mantenemos nuestro avatar después de tantos años. A nosotros no nos podrán vender la burra porque nosotros no vivimos de ésto, y ante esa impotencia, esa falta de influencia, cada uno responde a su manera. Ellos sabrán.
Alguna vez he intentado hacerme a la idea de qué concepto pueden tener los que creen conocer a Cavalleto. Imagino que por lo que escribo en el blog debo de llevar asignada la etiqueta de Gilipollas. Por lo que escribo en Twitter debo ser un pesado todo el día hablando del Betis. Por lo que comparto en Facebook seré un asocial, porque casi no comparto nada de lo que hago… Y claro, los que me conocen en la vida real saben perfectamente diferenciar ambos perfiles personales. Saben que en el cara a cara soy de una manera (más relajado, siempre de buen humor, trato amable y que evita cualquier malentendido) y en cambio en la red soy mucho más intransigente, crítico, que entra al trapo de cualquier disputa y que no le pasa una a nadie. Eso no me convierte en un cínico ni en un cobarde, simplemente me permite, desde mi atalaya, observar con total objetividad lo que circula por delante de mi pantalla de cuanto se publica en la red. Como no tengo intención de que el gurú de turno me aplauda o me haga un follow, no me pesa criticarle o llamarle Gilipollas de la Semana. Otros, los “wannabes” que sueñan con ser como sus ídolos de la red, suelen perder esa objetividad y siguen a pies juntillas lo que dictan los capos de la red.
Por suerte en las redes sociales eres tú el que decide a quién sigue, eso te permite tene cerca a otros tipos que comparten tu forma de actuar en la red. Somos muchos los que no miramos las estadísticas de nuestros blogs, los que no prestamos atención al número de seguidores de Twitter, los que no aceptan peticiones de amistad en Facebook, los que estamos probando Google+ sólo para poder criticar y despellejar. Pero claro, eso te hace estar en un bando. En el otro están los que viven de la red, los que buscan notoriedad para luego colocar su mensaje con el que vender su producto. Y si no quieren vender su producto ahora seguro que lo harán más adelante cuando suban en popularidad.
Al final todo ésto queda como el patio del colegio. Estaban los populares rodeados de fieles seguidores escuchando sus batallitas, y luego estaban los inadaptados, los asociales, los raros, los que no siguen al grupo. En medio quedaban muchos que no pertenecían ni a un grupo ni al otro. Esos eran los más peligrosos, porque no se les podía confesar ningún secreto por miedo a que se lo contaran a “los otros”. Soy el único que me he movido siempre en ese grupo en tierra de nadie? Y es jodido, no lo niego, porque remar sólo es duro. A veces agradeces tener un grupo social que esté atento a lo que pides, que responde en masa. Eso te hace sentir más fuerte, más protegido. Pero somos muchos los que no soñamos con tener cien amigos, ni contestar al móvil mil veces cada fin de semana rechazando ofrecimientos para ir a pasarlo bien en grupo. No me crees? Ya lo imagino, el sentimiento de “gregario” está extendido en la sociedad, pero algunos lo tenemos atrofiado, es así de simple.
Pero luego, con los años descubres que esa independencia también tiene grandes ventajas. Por lo pronto te permite ser crítico con todos porque tú sólo eres responsable de tus propias decisiones e iniciativas. Eso no lo llevan muy bien los que se mueren por poder criticar pero que si se miran en su pasado descubren que en parte son responsables de los errores que ahora quiere señalar.
Creo que no soy el único que siempre recuerda que nunca podrás decir que me conoces si sólo me sigues por las redes sociales. Por ahora es un dogma del Mundo 2.0 que sigo manteniendo y defendiendo frente a los que intentan atacarme y criticarme en base a lo que pueda compartir en la red.