Revista Cultura y Ocio
Hola, hola
El final de este relato estaba bastante enredado pero al fin he visto la luz...
Los dejo con el desenlace de esta historia, mientras yo celebro mi entrada triunfal a los 24.
Besos
Ella:
"Hace más de tres semanas que te fuiste. Tres semanas desde que recogiste algunos de tus trajes y en silencio saliste de casa mientras yo leía tu carta, la que acompañaba las rosas. Dejé que pasaran los días porque tenías razón, debíamos pensarnos mejor las cosas, lo cierto es que desde ese primer momento pude sentir tu ausencia y un frío helado se instaló en mi. Los días han pasado en la rutina habitual, andando los mismos lugares y viendo a la misma gente,
La segunda semana no aguanté más y busqué uno de tus abrigos, en especial ese marrón que guarda tu olor, desde entonces lo llevo en casa día y noche, porque te echo de menos, te necesito y te amo; no es producto de la soledad sino del tiempo que he tenido para reflexionar y darme cuenta de mis errores; es verdad que te dejé de lado que he puesto todo lo demás por encima de nuestro amor, de nuestro tiempo. Siendo franca soy yo quien se lleva toda la culpa. Tu por el contrario, siempre buscaste la forma de hacerme sentir tu amor, fui yo la que creyó que siempre estaríamos bien, que la pasión y la complicidad de nuestras miradas jamás se iría.
Te escribo desde casa, sentada en tu sillón con el abrigo marrón puesto y bebiendo café de tu taza... pensando en esa primera vez que nos vimos, en ese primer café que compartimos y en esa primera mañana que despertamos abrazados, esa primera sonrisa llena de amor luego de decidirnos a compartir la vida y entonces lo entendí; te fallé, no cumplí la promesa de intentarlo una y otra vez en nombre de los dos. Fue muy doloroso verte en la cena de amigos y que esquivaras mi mirada enfocando la tuya en la bebida, supe que ese no era mi lugar y regresé casa dónde tengo tu recuerdo por todas partes y donde puedo tenerte en los rincones y lugares dónde me amaste.
¡Regresa! Empecemos otra vez... por favor.
Con Amor.
M"
Él:
Preciosa, tu carta llegó en la mañana. No me encuentro en la ciudad así que tardó un poco en llegar a mi. Me alegra saber que este tiempo te ha servido para pensar, yo también he reflexionado sobre mis actos y no me salvo de culpas; propicié de algún modo esta distancia y tus dudas acerca de los dos; me relajé, dejé que la rutina se acomodara en nuestra vida y tomara el control. Ahora se que pude haber hecho más que no debí irme sino enfrentar la situación, mi bendito problema de esconder las emociones y fingir tranquilidad.
Así que desde esta inmensa ciudad llena de rascacielos enormes y un cielo majestuoso, hago un recuento de esos últimos logros obtenidos en el trabajo que han sido nada sin ti. Ascendí a director y esa noche después de festejarlo en la empresa llegué a esa habitación gris de hotel y te añoré, porque no estaba completa la hazaña sin tus sonrisa, tus ojos alegres y tus abrazos. Tanto y mas que he logrado que dejan un sinsabor desde que no estás.
Te agradezco tu sinceridad yo también te amo y te extraño sin medida. Quiero que volvamos a empezar y que tratemos de hacerlo bien esta vez. Regresaré en unos días y quiero que todo comience donde lo hizo la primera vez, en el teatro un jueves en la función de las tres.
No diremos adiós.
Hasta entonces, te ama
C"
Precuela: No se como decir adiós
Secuela: No quiero decir adiós
&version;¡Gracias por leer!