Con esta frase iniciaba el presidente del gobierno de España, José Luis Rodriguez Zapatero, la respuesta a la pregunta de si España acabará igual que Grecia. Calificó esta pregunta de “despropósito descomunal”, y de “rumores intolerables”.
En el momento en el que escuché que “no daba crédito” no lograba discernir la realidad de la fantasía. Pensé, por un momento, que se refería a las empresas españolas a las cuales tampoco da crédito.
Lo que sí es cierto es que, como puede observarse en el vídeo, culpó a estos rumores de ser los culpables de la caída de la bolsa española. Sr. Zapatero: ¿Cómo un “despropósito” de tal magnitud puede hacer caer la bolsa española a los 9.600 puntos? ¿Cómo se puede tachar de “absoluta locura” algo que ha sido expresado por altos responsables económicos?
Dejo para lo último lo más humillante para mí. El presidente de mi país ha afirmado que: “España presenta unos índices de solvencia fuerte”. Mire usted, que lo diga alguien que no tenga responsabilidad ni tenga conocimientos puede ocurrir; pero que el presidente de un país afirme que España es solvente con 80.000 millones de euros de déficit me parece un dislate tan tremendo como de esperpéntica es la acción del gobierno. Aquel presidente que dijere que un país es solvente con una deuda per cápita superior a dos mil euros debería ser denunciado por infamia. No solamente miente y engaña, sino que incrementa el daño a su propio país al que no le cuenta la verdad, derrenga la credibilidad de España en la Comunidad Internacional y, por último, acerca a España a la situación de Grecia.
Por lo menos me queda un atisbo de tranquilidad sabiendo que el presidente no se cree lo que está diciendo, ya que al afirmar la susodicha frase irrisoria, él mismo no puede evitar escapársele una ligera sonrrisa.
Señor Presidente, yo tampoco le doy crédito y espero que los españoles tampoco se lo den.