Revista Solidaridad

No educamos en el respeto

Por Aparcamientodiscapacitados
Ayer salí al súper y a hacer varios pendientes, mi acompañante fue mi hijo Gerardito, él no camina así que es dependiente de silla de ruedas. Al llegar al centro comercial busqué un lugar para discapacitados, pero sorpresivamente estos estaban ocupados, todos, por coches con placas normales. Me estacioné en un lugar común, muy lejos por cierto de la entrada, cuando íbamos llegando vi que una señora muy bien vestida, se subió a su coche, no vi por ningún lado de su cuerpo discapacidad alguna, vaya, ni siquiera era una mujer de edad avanzada; y entonces me dio rabia. ¿Cómo puedo yo entender que una persona que se ve educada, adinerada, sea capaz de ocupar un cajón de estacionamiento que está destinado a personas que de verdad lo necesitan?, en ese momento entendí una vez más, que no estamos educando en el respeto, que hay gente que si es capaz de estacionarse en un lugar prohibido, es porque seguramente sí tiene una discapacidad, la peor de todas, la que no se quita con terapia, ni con cirugías, esa discapacidad que te lleva a la soledad y que te muestra tal como eres al mundo, la discapacidad de amor y de respeto.Desgraciadamente como sociedad lo aprendemos, “¿qué tanto es tantito?, no me voy a tardar, no pasa nada un ratito”, etc., ¡pero no pensamos en los demás! Este es un trabajo de la sociedad, no solo de las familias, educar en el respeto significa enseñar que pase lo que pase, el otro tiene su lugar y eso se respeta, se respeta lo ajeno, se respeta mi cuerpo, y el cuerpo del otro, se respeta mi palabra, respeto la tuya, respeto mi trabajo y respeto el tuyo, aunque no me guste, aunque no sea lo que para mí es bueno, ¡respeto!, y a partir de ahí, viviremos en paz. Liliana Ortiz Lozano [email protected]

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