En breve saldré por la puerta para asistir a algo que llaman "tutoría individual del INEM". Sí, estoy en el paro, y muy contenta por cierto. Sé que con los tiempos que corren decir esto puede ser un atrevimiento, pero así es. En su día hicimos nuestros cálculos para ajustar la economía familiar, nos apretamos el cinturón aquí y allá y el resultado ha sido que yo crío a mi hijo en casa, mi marido trabaja, y todos estamos contentos. Y la vuelta a la vida laboral la haré cuando el peque vaya al cole.
Pero parece que el INEM no está tan de acuerdo conmigo. Y de vez en cuando me mandan cartas amenazantes tipo "te debes presentar por c.... en tal dirección a ver si encuentras de una vez trabajo". Pobres, lo que no saben es que no lo busco.
Y son reuniones donde creen que si no encuentras nada es o porque no sabes hacer un curriculum, o porque no conoces las tan manidas webs de trabajo (tipo infojobs, infoempleo y ese largo etc.). Así que me toca poner cara de idiota y tragarme toda la charla de una señora que encima se atreverá a mirarme mal y con pena porque estoy en el paro.
Y para colmo no puedo contarle abiertamente que no quiero trabajar, que nuestros planes de familia son otros, que mi economía aunque justita no va mal. Porque si encima cuento eso me mirarán aún peor, y por fastidiar seguro que me apunta en alguna oferta de trabajo.
¿O sí puedo contarlo? Le cuento que quiero un trabajo de media jornada, que me permita compatibilizarlo con la crianza y cuidado de mi hijo, eso sí a partir de septiembre que es cuando empieza el colegio, con horario flexible por si se pone malito. Es mucho pedir, ¿no? Es mucho pedir en un país que entiende que ayudar a compatibilizar la vida laboral y familiar es poner más guarderías... sí, creo que es pedir demasiado.