No entiendo nada, oye, ni tengo el coco pa mucho más

Después de lo de ayer, he pensado hacerme una camiseta como ésta. ¿A que está guapa?

Siempre igual. Una se medio emociona aunque no quiere, a ver si de verdad hay un cambio en el concepto real de la palabra, no el que utilizan casi todos los políticos de siempre que, aunque lleven 20 años, twittean “por un cambio en la ciudad”. Pero no, fue sólo un espejismo. No entiendo nada, de verdad. Lo de ayer fue entre surrealista, esperado, aburrido, cansino y sólo un pelín novedoso, por los pequeños partidos que han entrado en varios ayuntamientos canarios. En realidad, es como darle la vuelta a la tortilla: unas veces está hacia arriba, otras hacia abajo, unas gobiernan los peperos, otras los coalicioneros, otras los sociatas y sanseacabó. ¿Lo mejor de todo? Ver esta semana a mucha gente, aunque aún no sea toda la necesaria, decir “hasta aquí llegué yo; mi voto no les valdrá para más trapicheo”. Todo pasa y todo llega, que me gusta a mí cambiarle la letra a la canción de Serrat. Y como ya no veo ni las teclas y estas letras no tienen ni sentido, me voy con la música a otra parte, que son ya casi las 4 de la madrugada.

PD: Y no, no estoy enferma ni bajo tratamiento psiquiátrico, aunque hay veces que me pregunto cómo somos capaces de vivir en este mundo sin volvernos majaras perdidos.