Es muy difícil admitir que has sido maltratada. Hoy en día los medios te enseñan, por encima, la cantidad de maltrato que hay. De tanto oírlo, cala en ti la posibilidad de serlo. Pero no es hasta que te lo dice otra persona que te das cuenta que lo eres.
Simplemente no quieres entenderlo. Primero pasa por la cabeza la idea del “porqué a ti”. Hasta que te das cuenta que en la vida eres la única responsable de ti. Nadie puede cuidarte mejor que tú y te obligas a quitarle esa responsabilidad… Pero le encanta pensar que te está cuidando, hasta de ti misma te cuida.
Yo no fui consciente de ser una víctima de maltrato hasta que después de que me dejara (en un intento fallido de castigarme por ser cada vez más independiente) uno de sus mejores amigos (dado que consiguió en poco tiempo aislarme de mis amigos y llegamos a estar demasiados años juntos), después de una tarde de charla sobre cómo me encontraba después de la ruptura, me dijo textualmente:
“Estás hablando como una mujer maltratada”.
Lo único que estaba haciendo era excusarle. No pensaba volver, pero cuando me ponía situaciones en las que él no se portaba bien en público conmigo, mis respuestas siempre eran excusas de porqué lo estaba haciendo.
Han pasado muchos años desde entonces, muchos más de los que estuvimos juntos. Pero ahora me siento fuerte para hablar de ello e intentar ayudar desde el anonimato hacia otro anonimato. Porque hay maltratos que no se ven ni se sienten hasta que te lo cuentan. Sin palizas ni palabras feas.
Debí sospechar algo cuando al poco de cumplir dos años, viendo un cartel de se alquila piso, pensando que él había conseguido trabajo, todo mi cuerpo me gritó por dentro que no iba a ser feliz viviendo con él. Lo siguiente que salió por mi boca fue una proposición de irnos a vivir juntos. Y al momento sentí un enorme alivio cuando lo rechazó. ¿Por qué no nos hacemos caso en esos momentos?
Cuando empieza el camino de aceptación de haber sido maltratada. Lo primero que se te pasa por la cabeza es un sentimiento de culpabilidad. “¿Cómo no me he dado cuenta antes?”. Y estás convencida que te ha maltrato por haberte dejado. No debiste haberlo permitido.
Ahora con el tiempo puedo ver que la sociedad (y esos medios que te dicen cuanto maltrato hay) no te da las herramientas para detectarlo. No te enseña cómo es el maltrato y qué es maltrato. Apenas estamos descubriendo que existe y que puede haberlo, pero no te ayuda a entender qué y cómo es.
Te hace creer que todo lo que hace lo hace por tu bien. Que no desea otra cosa que el que seas feliz. Lo que no te cuenta es que para serlo tienes que dejar de ser tú. Porque si no, no encajas en la felicidad que tiene pensado para ti.
Y así caí en una depresión bastante grave. Buscando ser la persona que no era. Durante esa época yo era algo bastante inestable, pero seguía siendo controlable si encontraba los botones adecuados. Me llamaba victimista y encontró una amiga mía con quien manejarme mejor.
Me daba tan por segura al haberme dejado una amiga a quien también controlaba que se olvidó de cuidarme a mí y la empezó a cuidar a ella. Fue un paso en falso que dio sin querer.
Aclaración: no soy celosa. ¿Pero quién no se escamaria si, teniendo cumpleaños con tres días de diferencia, está más preocupado por el regalo de la amiga de su novia que el regalo de su novia? Tres días buscando regalo para ella y el día de mi cumpleaños me dice que no tiene nada para mí y como me hacen falta unas gafas de sol, que elija las que más me gustan. Aprovechando un descuento de carnet joven.
Con la experiencia que vives en esas circunstancias, cada vez que sientes un atisbo de posibilidad de ser maltratada, activas todas las alarmas posibles. Ellos lo hacen muy bien, porque el método es el más convincente y el mejor para conseguir que cambies, lo que no es bueno es la intención con la que te hacen cambiar.
Y así, pasados muchos años de aquél entonces vi en mi pareja actuaciones que él tenía hacia mí y conseguía revivirme situaciones que no pasaría por alto. Por más que la lógica me decía que no era lo mismo porque mi pareja de verdad quiere mi felicidad y que yo sea quien soy, lo hacía de la misma manera.
Ahí fue cuando acudí a un profesional. Y entonces entendí muchas cosas y pude aceptar gran parte de ello. Sabía que sin un profesional no iba a poder evolucionar.
Y aquí estoy. Intentando hacerle entender al mundo cómo se siente una persona (hombre o mujer) maltratada sin palizas ni insultos.