No es broma: siéntate antes de abrir este email.

Si no estás sentado, levántate.

¿Estás levantado? En serio, levántate.

Bien.

¿Qué te duele?

¿Tienes ampollas en los plantas de los pies después de darte una paliza corriendo?

Entonces, siéntate.

¿Callos en la mano por levantar peso?

Siéntate.

¿Alguna uña rota o por lo menos negra por la sangre?

Sienta.

¿Agujetas? ¿Glúteos, gemelos, trapecio? ¿Dificultad para flexionar brazos o piernas?

Puedes sentarte.

¿Alguien te ha insultado recienemente?

Ocupa esa silla.

¿Acumulas varios rechazos en lo que va de semana?

Siéntate.

¿Te deben pasta? ¿O las has perdido? ¿Has hecho una mala compra? ¿Has tomado una decisión demasiado rápido de la que ahora te arrepientes?

Joder, siéntate.

¿Recuerda un evento durante los últimos 30 días que te haya dejado la garganta seca, te haya hecho sudar de estrés, producido palpitaciones, mareos o náuseas?

Puedes descansar.

…

Siempre me he sentido inquieto las épocas en las que no me acompañaba una molestia. Mental o física. Idealmente mental y física.

Demasiada comodidad, aletargamiento. Algo fallaba. Si el depredador acechaba no iba a verlo venir.

Pero. Si había presas a mi alrededor no me las iba a llevar.

Peor. Si esas presas eran las mejores presas con las que me había cruzado en mi vida jamás me enteraría.

Si sigues en pie lo siento por ti.

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