Una vez por semana -o dos, dependiendo de actualizaciones de Facebooks, Instagrams y demás- escucho aquello de “no hay tío digitalmente mas negado que mi jefe”. ”¿Toda mi tribu tiene al mismo imbécil de jefe?”- me pregunté la primera vez. Buscando en Linkedin confirmé que no era el mismo. Coincidencias culturales que le dicen. Así que a pesar del desamor digital de tu jefe/ cliente/ dueño, socio o propietario/ pareja/ hermano/ cuñado o conocido que te satura contradiciendo toda buena práctica de comunicación y transparencia, te aviso que no es suficiente para que los consideres unos zoquetes irrecuperables. Pero la realidad puede que sea peor.
Es mirar y entenderlo con este gráfico simplista: se ha disparado la conversación de tener mas fans en Facebook pero no así la búsqueda de una comunicación digital o de planes de marketing. A por las cantidades y punto.
Supongo que salvo hijo/a heredero/a, en el principio, tu jefe no fue jefe, así que tenlo presente. Tú jefe ni es un imbécil ni es incapaz de ver la realidad. Y en el caso de que seas emprendedor, ni tu cliente ni tu inversor lo son (tu cuñado, no lo sé). Mola echarle la culpa a una generación de líderes anquilosados, corruptos, anti innovación y con yuyu al cambio pero mola mas evitar que alguien mas se transforme en una momia tecnófoba en un par de años. Si estás sonriendo de costado pensando “a mí no me va pasar” puede que ya sea tarde. Por las dudas, los labios, rectos.
¿Crees que tienes un jefe digitalmente inepto? Pues, únete al club. Casi uno de cada dos empleados dicen que tienen un mal jefe (OfficeTeam) y de la vieja estadística pre crisis “mi jefe me está matando” con los síndromes de burnout (+20 millones de resultados) empezamos a ver desde fines de 2011 que la queja es que los líderes no entienden el cambio digital. Nadie dijo que trabajar o emprender fuera fácil.
Sin embargo, creo que se pierde demasiado tiempo haciendo hincapié acerca de los malos jefes. Las cifras dicen que en promedio dedicamos cerca de 19 horas a la semana a preocuparnos por “lo que un jefe dice o hace” (Lynn Taylor | Tame Your Terrible Office Tyrant) reemplazado ahora por términos de clientes y ampliado al tema digital. El escenario de los Socialmedia no hizo mas que agravarlo pero ya existía desde que a alguno se le ocurrió preguntar ¿quien se va a hacer cargo de esto?. Sin un marco ético, pensar en ser jefes lleva a pensar en la cuota de Poder en lugar de la carga de responsabilidad. Es un problema de educación poner primero el cuanto voy a ganar en lugar del como haré para liderar.Y no se soluciona llevando a los críos a ver Invictus. Recuerdo un tal Carlos que fuera un jefe de sistemas que tuve hace centurias, antes que Sistemas fuera IT y antes que IT fuera una Gerencia. Pero tenía mucho poder. Un tío brillante que aparentaba ser un completo imbécil. Cada vez que alguno hablaba de considerar otro proveedor que no fuera IBM (ya escribí que fue hace centurias) él desestimaba la propuesta hasta lograr que al tiempo estuviéramos desmotivados en plantear un cambio. Cuando renuncié salió una vez mas el tema y Carlos se sinceró: “Seguro NCR tiene una plataforma mucho mejor pero si me equivoco, es mi silla la que va a desocuparse. Los tontos seguimos con IBM, pero no nos van a echar por hacer lo que todo el mundo hace”. Varios años después, uno de mis compañeros asumió su relevo. La palabra clave fue Windows y Microsoft y nadie debía mencionar otra cosa. Aquel nuevo jefe era un antiguo anti Carlos.
Si querés ver esto en blanco y negro siempre podes recurrir al Índice Myers-Briggs en la lectura idiota de Johannes Punkt donde todas las característica de liderazgo, de conocimiento basado en la habilidad socializada, de trascendencia tribal, de inspiración continua, de motivación inconformista y de reinterpretación de la realidad se queda en mero cinismo. El blanco y negro nos habla de halcones y palomas, y en unos y otros universos, hay halcones idiotas y palomas listas. Que promueva el crecimiento emocional de su grupo no significa que siempre tenga voluntad de arriesgarse. Su estratégia personal puede que vaya paralela a la de su función, pero puede que prevalezca el mantener su éxito si no es posible asegurar que se logre ese éxito mayor.
La pregunta es ¿como llego a ser jefe aquel que criticaba al anterior jefe?. ¿”Cuando engordé tanto”? que diría Papa Noel. Pues turrón a turrón gordito, turrón a turrón. No es idiotez, pero tampoco es que sea una luz. Y pasa y pasará continuamente. Por poner un ejemploc, tomemos a un presidente de gobierno, un jefe+cliente tópico alimentado con esteroides. Dudo que él/ella o sus ministros sean imbéciles. Dudo incluso que sea ciego a lo que podría acelerar el bienestar. Simplemente, no le resulta conveniente aceptar el cambio de la transparencia. Tomar una acción altamente renovadora es contraria a ser previsible. Ir hacia atrás, apostar por lo conocido no es idiotez: es el refugio entre sus pares. La inteligencia vivaz no es parte de la marca personal de muchos estadistas, pero no es idiotez: saben que para mantenerse (y continuar como asesores institucionales en una eléctrica en unos años, por poner un ejemplo) lo mejor es no innovar demasiado, aún soportando pasar por tonto. Como tu jefe, como ese cliente que dice no creer en la revolución digital y en las transparencias. Es sólo que saben el precio. La innovación es inteligencia, pero la frase preferida de los tontos que se creen inteligentes es “el cementerio de ejecutivos está lleno de cadáveres de innovadores”.
Tan solo somos de universos distintos. Está bien saberlo en estas fiestas
Feliz Navidad Criaturo
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