Revista Opinión

No es House of Cards, es la Casa Rosada

Publicado el 23 junio 2015 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave

La política argentina tuvo una semana para dejar a todos al borde de sus sillas.

Scioli, Zannini y Cristina Fernández de Kirchner. Fuente: @DanielScioli

Scioli, Zannini y Cristina Fernández de Kirchner. Fuente: @DanielScioli

Martes 16 de junio – Faltan 5 días para el cierre de listas camino a las elecciones presidenciales. El gobernador de Buenos Aires, el mejor cotizado en las encuestas de todos los colores, tiene una conversación con el canal de corte oficialista C5N.

Como al pasar, el precandidato del FPV desliza: “Zannini será mi vice”.

Ante la respuesta atónita de los conductores detalla que lo consultó con el actual jefe de la Agencia Federal de Inteligencia y agrega que “si la presidenta está de acuerdo”, el funcionario será su compañero de fórmula.

¡Bum! Explotó la bomba.

Carlos Zannini es el asesor jurídico de los Kirchner desde mediados de los ’80 y funcionario público desde poco después.  Actualmente dirige la Agencia Federal de Inteligencia, creada después de que la Secretaría de Inteligencia se tiñera de sospechas tras la muerte del fiscal Nisman. Se lo considera “el monje negro K” y sus más conocidos, entre ellos un exintendente patagónico, admiten su capacidad de estrategia. Lo definen como “un hombre que diseña acciones y las pone en marcha”.

A él se le adjudica haber impulsado la reelección de Cristina Kirchner.

– “No hay otra persona”, habría dicho el “chino” Zannini al momento de definir las candidaturas hace 4 años, según el libro El Creador.

Mano derecha y fiel admirador de la presidenta, cuenta la historia que una vez el propio Néstor Kirchner le dijo “sos más cristinista que yo”, en una reunión donde se discutían diversos temas.

Así, el exmilitante maoísta (de ahí que lo apoden “el chino”), se aseguró un lugar en las elecciones 2015 y con él arrastró las sospechas de que la mano de Cristina Fernández de Kirchner y su agrupación militante La Cámpora, tendrán presencia en el gobierno siguiente – si Scioli fuera electo, claro.

Miércoles 17 de junio – Cuatro días para el cierre de listas de cara a las primarias.

Florencio Randazzo, ministro del Interior y también precandidato – hasta ese entonces – del FPV, se reúne con la presidenta en la Quinta de Olivos, la casa presidencial.

Siendo Daniel Scioli un precandidato que levantaba sospechas del “kirchnerismo duro” – por su presencia en los medios del Grupo Clarín y su buena relación con empresarios contrarios al gobierno- , Randazzo siempre fue visto por la militancia K como el “buen alumno” y el candidato de La Cámpora.

La candidatura de Zannini, otro funcionario del núcleo de confianza de Cristina y además impulsor de la precandidatura de Randazzo, le cayó al ministro como un baldazo de agua helada.

Trascendió que se enteró por los medios y su mano derecha, Ariel Franetovich, llegó a decir que se trataba de una “operación política” de Scioli. En resumen: ya lo habían dejado afuera de las presidenciales y ni siquiera habían tenido la delicadeza de avisarle.

Por eso en Olivos el encuentro Randazzo – CFK se extiende durante horas y trasciende a los medios que la conversación fue muy intensa. Discutieron. Cristina lloró. A Randazzo se le ofreció la candidatura a gobernador de Buenos Aires a cambio de que se baje de las presidenciales.

Finalmente, se supo. El ministro faltó a la obediencia por la que se lo reconocía y dijo que no. Declinó a la poderosa provincia de Buenos Aires para no faltar a las repetidas veces en las que se había prometido a sí mismo que sería “la presidencia, y nada más”. 

Jueves 18 de junio – tres días para el cierre de listas.

Los mercados empiezan a sentir la vice-candidatura del maoísta Zannini. El dólar informal sube a 13 pesos otra vez desde marzo. Se hace difícil encontrar la moneda norteamericana en los zulos de la city porteña.

Mientras tanto, la expectativa crece. Se especula que la presidenta se presentará como candidata a Parlasur – una especie de Parlamento Europeo en Latinoamérica -, que se haría efectiva en 2022 pero que se vota en agosto, buscando retener algún protagonismo en la escena política y aprovechando los fueros parlamentarios, como han hecho otros ex-presidentes.

Viernes y sábado: 48 hs para el cierre de listas. Van cayendo otras candidaturas. Se conocen los vices de los demás partidos. El segundo en encuestas, Mauricio Macri (PRO), define una fórmula “pura” y elige a una de sus delfines de la primera hora, Gabriela Michetti. El tercero, Sergio Massa, eleva la apuesta y a menos de dos horas del cierre presenta al ignoto Gustavo Sáenz como su vice.

Otros van cayendo: más de 40 funcionarios buscan fueros y sueldos en Parlasur, todavía sin una composición formal. Kicillof, ministro de Economía, anuncia que será candidato a diputado. Máximo Kirchner, hijo del matrimonio, hace lo propio. El empresario de medios Sergio Szpolski se presenta a una intendencia del conurbano. Y así.

Sábado 23 hs. – 1 hora para el cierre de listas. La política y la prensa argentina cuenta los minutos. Todos están haciendo otra cosa, probablemente disfrutando un trago con amigos o cenando con la familia en la víspera del día del Padre. Pero todos, chequean cada minuto el móvil, el mail, twitter, los mensajes. Buscan – buscamos -, la confirmación de las sospechas.

A las 0.00 hs. del domingo se produce el cierre. Twitter estalla. Llegó el final del plazo y Cristina no es candidata a nada.

Es difícil imaginarse a la líder de un régimen personalista y vertical dedicándose a disfrutar de sus nietos – Néstor Iván, hijo de Máximo, ya cumplió dos y Florencia Kirchner está embarazada por primera vez. Además, resignando unos fueros que le serían de bastante utilidad en el futuro.

Pero así parece ser.

Y en esta historia no habrá que perderle el paso a Carlos Zannini, el “Frank Underwood del Mercosur”, que en menos de siete días dio vuelta la tortilla de la política argentina. 


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