Carlos Martínez García, Attac
Hace tiempo que diversos economistas, teóricos, pensadoras y personas que pretendemos informar, formar y movilizar, estamos advirtiendo sobre la deuda llamada pública, es decir la deuda de los estados, así como sus negativas consecuencias para los pueblos. La asociación CADTM lleva unos años haciendo una magnífica labor en este sentido. La deuda atenazó durante decenios a África y sigue haciéndolo, también a América Latina, mediante la aplicación de planes del FMI y del Banco Mundial. Ahora lo que significa la ruina del pueblo y el negocio de los bancos y los especuladores financieros se traslada a Europa, tras haber sido arrojados a patadas los “expertos” del FMI y neoliberales de muchas de las repúblicas de Latinoamérica a las que quisieron acabar de esquilmar.
Los fondos de “ayuda” del FMI y los tristemente famosos rescates no se establecen sino para pagar los préstamos que bancos y fondos de inversión realizan a gobiernos, empresas privadas y bancos de los países endeudados, garantizándose de esa forma el que cobrarán con intereses sus deudas, muchas veces leoninas.
El rescate para poder pagar la deuda griega es para garantizar el cobro de bancos franceses y alemanes del dinero alegremente prestado a los gobiernos de la derecha que llevaron al país a la quiebra. En el caso español, están incluidos todos los pufos de la burbuja inmobiliaria.
¿Pero quién paga las deudas? Los pueblos y ¿cómo las pagan? Pues con planes de ajuste y ahorro y mediante privatizaciones. Esto no es nuevo, y Stiglitz, que lo conocía de primera mano, lo denunció ya hace varios años. También Eric Toussaint tiene magnifica literatura al respecto.
El problema nuestro es qué propuesta sensata hacemos con respecto a la deuda del Reino de España. La Conferencia de Bruselas del 31 de mayo pasado, convocada por Attac Francia, Attac Alemania, CADTM, Transform y Solidaires, con apoyo de GUE, la izquierda del Parlamento Europeo, exige la auditoría previa, así como quitas y moratorias. Igualmente se denuncia el fabuloso negocio que la deuda produce a los prestamistas, pues gracias a las agencias de calificación -que colaboran con ellos, pues son privadas y por tanto están en el negocio-, entre otros factores, provocan sustanciosas subidas de los intereses y encarecen hasta la usura el valor de los bonos de deuda que salen a subasta.
Los gobiernos sin excepción en Europa -excepto Islandia, que además no está en la UE- garantizan los pagos y devoluciones ahorrando en servicios públicos y vendiendo el sector público, con lo que el negocio es redondo: en primer lugar los bancos garantizan sus beneficios y compran bienes y servicios públicos para hacer negocio con ellos y enriquecerse ampliando su base de negocio.
¿Cuál es pues el resultado final? Que se incrementa aún más la bestial transferencia de rentas de las clases populares a las poderosas y capitalistas. Hablando en román paladino, los trabajadores y trabajadoras, las personas paradas y pensionistas, las pequeñas empresas, garantizan el negocio de la gran banca y las grandes fortunas a base de ver reducidos sus salarios, sus pensiones y empobrecerse cada vez más, lo cual a su vez es una rueda endiablada, pues impide la salida de la crisis, pero sin embargo las y los ricos y los fondos de inversión cada vez obtienen más y más beneficios.
¿Qué entiendo debiéramos proponer ante este desaguisado? Pues que el gobierno, tanto español, como griego, que los gobiernos de Europa, hagan como hicieron algunos gobiernos latinoamericanos y se nieguen a pagar la deuda. QUE NO PAGUEN LA DEUDA.
¿Qué ocurrirá si no pagan? Pues muy sencillo, que los bancos deberán volver a negociar, introducir quitas y moratorias y mientras tanto se puede auditar, por instrumentos públicos e independientes, el monto real de la deuda pública. Pero esto debe ir acompañado de dos medidas urgentes, que ni debemos ni podemos olvidar, y son el establecimiento de las ITF, es decir impuestos sobre los movimientos de capital, y la supresión real de los Paraísos Fiscales. En esos lugares hay mucho, mucho dinero, y no hace falta que sigan robándole de la pensión a nuestros abuelos y abuelas, basta con suprimir los paraísos fiscales.
Es necesario emprender una acción política seria y decidida, una acción sindical de clase y comprometida con los intereses de las clases trabajadoras y paradas, y una constante movilización ciudadana. Por eso, el 23 de Julio, día en que llegan las marchas a Madrid, debiéramos ir todas y todos allí a recibirlos y exigir al gobierno que no pague la deuda, que se niegue y ya veremos qué pasa. Por que ni podemos estar peor, ni en mucho tiempo vamos a estar mejor. Hay que exigirles que dejen de escuchar solo a los mercados y comiencen a escuchar a la gente, al pueblo trabajador.
Las políticas neoliberales son la crisis y el desastre, es imprescindible construir ya una amplia red antineoliberal, y si no están dispuestos a hacer caso y gobernar con justicia, cosa que dudo profundamente, ¡¡que se vayan todos!!.Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización