No es lógico

El PSOE consiguió el poder hace siete años como consecuencia del vuelco electoral que produjeron los atentados islamistas en Madrid, unido a la mala gestión que el gobierno de Aznar hizo de aquella situación. Pese a que fue El País quien publicó que había terroristas islámicos muertos entre los cadáveres de la barbarie, las noticias llegaban a Ferraz antes que al propio ministro del interior, y así salieron las cosas. Años después, cuando Zapatero afirmó que hoy estábamos, en el tema de ETA, mejor que hace un año y al cabo de ese tiempo estaríamos mejor que hoy, solo veinticuatro horas antes de que se iniciase el proceso de demolición por la vía rápida de la flamante terminal T4 de Barajas, se dijo de él que había llegado en tren a la Moncloa y que saldría de ella en avión, permítase el chascarrillo pese al humor negro que destila. Ahora, Rubalcaba busca desesperadamente un signo de ETA para que agite el corazón colectivo y le brinde los votos suficientes para no concluir la hecatombe electoral prevista, y le resulta a uno difícil, entender como uno de los partidos mayoritarios de este país, depende más de los gestos terroristas que de las propuestas y políticas propias. Solo cabe una explicación a tal desatino: Que la gestión llevada a cabo ha resultado tan nefasta durante los últimos años que sus votantes solo se moverían por su corazón, nunca por su cabeza, y eso no deja de ser otra forma de fracaso. El leonés errante pasará a la historia como el peor presidente de la reciente democracia española, por su escasa preparación y las improvisaciones de gobierno, sobre todo, económicas. Ya decíamos en este mismo espacio que Rubalcaba no merecía esta herencia, del mismo modo que tampoco debería esperar un milagro proveniente de una banda terrorista.