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No es mala hora para las serpientes

Por Clochard
No es mala hora para las serpientes No es mala hora para las serpientes.
Algunos reptamos todavía sobre grafittis.
Hemos abandonado nuestra piel vieja
en el parking junto a la Estación del Norte.
Hay quien habla con ella
indiferente a su transparencia.
No es mala hora para las serpientes.
Tenemos la sangre helada y el mal hábito
de ocupar madrigueras cálidas.
Somos la droga dura de jesucristo.
Hemos arrojado frío en los ojos de los creyentes.
Somos los ancestros de un futuro de escamas.
Vivimos enroscados a cuerpos como ramas.
No es mala hora para las serpientes.
Cuando la madrugada se detiene a tomar aliento.
Estamos haciendo algo hegemónico al respirar.
Hemos sembrado los cimientos
que nos devorarán sin masticarnos.
Escupimos a su pureza en la Plaza de España
recorriéndonos la carne reverdecida
con nuestras lenguas bífidas.
No es mala hora para las serpientes.
Brindamos con veneno en copas desportilladas.
Mientras sincronizamos nuestros relojes de arena.
Nos abrazamos con amorosa constricción.
Felices de ser nuestra propia presa.

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