No es oro todo lo que reluce

No nos engañemos. Al analizar un poco la nueva reforma migratoria de Cuba se puede comprobar que la supuesta libertad que tendrá desde enero del próximo año el pueblo cubano no es tan así como la intentan vender.

Si bien la nueva legislación contempla algunos cambios sustanciales, como la eliminación del permiso de salida o ‘tarjeta blanca’, pone restricciones para determinados sectores como los profesionales de la salud y deportistas de élite, que seguirán necesitando un permiso especial para poder salir del país, con la excusa de que “se mantendrán las medidas para preservar el capital humano creado por la Revolución frente al robo de talentos que aplican los poderosos”.

Si bien los costos para realizar los trámites migratorios se reducen y sólo habrá que pagar por la obtención del pasaporte, el importe para su obtención a 100 CUC (peso cubano convertible), un precio inalcanzable para la gran mayoría de la población, con un salario medio mensual de unos 20 CUC.

También, el nuevo documento deja un margen amplio para que las autoridades denieguen el pasaporte amparándose en el artículo 23, en el inciso “h” en el que se contemplan varios motivos que podrían inducir a esta negativa, entre los que se contemplan “razones de interés público”.

Vamos, que depende de la cara con quien se hayan cruzado en el momento de ir a hacer los trámites.

En fin, que para ser una reforma tan esperada podría haber contemplado cambios más sustanciales, tal y como lo demanda la inmensa mayoría de la población. Será por eso que muchos conocidos cubanos permanecieron tan impasibles cuando hablamos de esta, supuestamente, buena noticia.

Lástima que no sea oro todo lo que reluce, se limitaron a manifestar.