Revista Educación
Que a esta alturas El Mundo en vez de rectificar su “reportaje” (en mi opinión más un anuncio publicitario o una columna de opinión) redoble su apuesta con este nuevo artículo “El cuento de la madre y la vaca lechera es tabú”, habla ya de una falta de conciencia más que importante, además de unos intereses bien manejados y seguramente de carácter económico y de ninguna forma altruistas. Por que el cuento que están hablando a favor de las “pobres madres” que se sienten culpables por no querer dar el pecho o de las "pobres sumisas y abnegadas" que damos el pecho por neomachistas y retrógradas, no me lo creo ni ahí. Si quieren hablar en nombre de los “débiles” hablen a favor de los bebés, que entre adultos afortunadamente todos hablamos y ya sabemos hacernos escuchar.
Sin embargo tal y como le comenté en un post anterior, me quedo con un sabor amargo y no por la falta de información, la tergiversación, la visión sesgada y claramente interesada (que ya en si es bastante), sino por la polarización que este tipo de “artículos” tiende a generar. Se convierte en una lucha de individualidades y de “buenos” contra “malos”, donde perdemos (valga la pena redundar) los individuos y ganan las estructuras políticas, económicas y sociales. Donde cedemos la lucha por la libertad y por nuestros derechos (lo que incluye el acceso a la información veraz y el acompañamiento necesario para la toma de decisiones responsable) a favor del ego!Por encima de lo que quieren hacernos creer, ser lactivista no es parte de una oscura intención de construir la Dictadura de la Teta (todas amamantando hasta el destete natural). Es el camino que hemos encontrado muchas madres y familias para manifestar nuestra postura y ejercer nuestro legítimo derecho a elegir sin presiones económicas, sociales y políticas (que las hay y muchas) y a que en el entorno de lo público se hable con veracidad. No es gratuito para nada, que se generen movimientos de este tipo, porque de historias de mujeres que han sido mal informadas, maltratadas, des-estimuladas o limitadas en su lactancia está lleno el mundo, mi madre es una de ellas. Eso sin hablar de aquellas que son arrestadas por hacerlo o de a las que “amablemente” les piden que se dirijan al baño más cercano para alimentar a su criatura.
Por eso hoy hago eco y apoyo esta maravillosa respuesta publicada en Me indigna que “El Mundo” haga este ataque a la lactancia materna y la comparto aquí:
Señores de El Mundo:
Sabemos que nos leen. Sabemos lo difícil que es criar. Por supuesto, no criticamos a las madres que dan biberón. Ni siquiera nos indigna que nos critiquen por dar pecho. A eso ya estamos más que acostumbradas.
Lo que sí nos indigna es que “¿profesionales?” de la información tergiversen la realidad descaradamente en contra de la lactancia materna. Que lo hagan desde su posición de poder. Que lo intenten convertir en ideología. Y, sobre todo, que lo planteen como una guerra de mujeres.
No señores, no. La guerra no es entre nosotras. Es contra el sistema. Queremos poder decidir. Unas y otras. Pero para poder hacerlo, necesitamos información veraz, apoyo y respeto. Lo que ustedes no han demostrado todavía.
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