Enamorarse de uno mismo es uno de los procesos más bellos que puedes Sentir y uno de los que más nos cuesta por ese miedo a no ser correspondidos que tenemos tan arraigado. Es por ello que nos pasamos la Vida “haciendo por los demás” mientras nos vamos deshaciendo….de nosotros mismos.
La culpa (que aparece debido a la Creencia de que “TENGO QUE dar para recibir”) se apodera de nuestro Corazón cuando deseamos decir NO, con la consecuente acción de evitar ese rechazo exterior e interior que se produce, mediante una bajada de cabeza en la que le entregamos al otro un SÍ deshonesto, perfumado de mentira y ausente de amor.
Llega un momento en que has apuñalado tanto a tu Fidelidad que ni siquiera eres capaz de reconocerte, de saber qué es lo que en realidad quieres. Estás llena de agujeros por los que “te escapas”. Tu Sentir está invadido por “la necesidad de” que te Vean, de que te quieran, de que no te abandonen…impidiendo, de esta manera, el que tú mismo puedas escucharte, abrazarte, besarte, tocarte, acariciarte, acogerte, sostenerte, cantarte, bailarte, Vivirte, disfrutarte.
Es entonces cuando, después de agotar toda “tu existencia”, decides dejar de buscar fuera para ir a Encontrar Dentro. Y ahí se inicia el Camino de Regreso a tu Hogar. Ahí es cuando empiezas a conocerte de Verdad, a desenmascararte, a desnudarte, a llorarte, a liberarte, a ilusionarte, a soñarte, a realizarte, a ELEGIRTE, a Recordarte.
Y poco a poco, esa culpa, esa aparente avaricia, que intentan que “te huyas”, van perdiendo fuerza y siendo sustituidos por la seguridad, la confianza, el desapego, la libertad y un AMOR muy PROPIO que sólo Tú te puedes dar.
Las mariposas que estaban dormidas en tu estómago, esperando tu señal, se despiertan y te revolotean con suavidad, con ternura, con alegría y con curiosidad. Tu mirada, hasta entonces apagada, brilla por tu Presencia, iluminando cada sombra de tu Ignorar. Te regalas flores en lugar de recriminaciones. Te das paciencia en lugar de prisa. Te adMiras sin llegar a cegarte. Te apasionas sin quemarte. Te acercas sin alejarte. Pasas a hacerte el Amor y abandonas el guerre-arte.
AHORA, tu mayor prioridad es cuidar tu Paz, tu silencio interior. Reconoces tu valía, tu merecimiento, tu “poderío” y te lo demuestras, te lo permites, te lo mantienes, día a día, con un contundente SÍ hacia ti.
Y cuando te has llenado de “quién eres” (vaciándote de quien no eres), entonces es cuando vuelves a Entregar-te, esta vez desde el Corazón y no la Mente, desde el Amor que (te) Sientes y no desde la obligación, la necesidad y la deuda impuesta, desde el porque me apetece, porque quiero y porque me da la gana y no desde el porque “sin ti no soy nada”.
Es entonces cuando vuelves a compartir(te) sin renunciar(te) y a ofrecer(te) sin ya, Nunca Jamás…, volver a Olvidarte.
Y que no te engañen,
y que no te dejes engañar…
Eso, Señoras y Señores, no es Egoísmo,
ES que te estás Enamorando de Ti.
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