No es que seas pobre, es que eres avaro

Slavoj Žižek nos platica del “budismo occidental” en su artículo Revenge of Global Finance. El “budismo occidental” es una ideología que nos permite participar plenamente en la dinámica capitalista manteniendo la apariencia de la salud mental.

Este budismo se basa únicamente en una premisa que saca del contexto del budismo zen: “Hay que renunciar a nuestro deseo y adoptar una actitud de paz interior.”

Slavoj Žižek nos explica como el budismo pop es evangelizado por George Lucas en el Episodio III de la Guerra de las Galaxias, donde el protagonista se convierte en malo porque se apega a las cosas y teme perder lo que posee. Los buenos son los que rechazan cualquier forma de apego.

En este sentido, al capitalismo no le conviene la filosofía cristiana, que en sus comienzos consideró como el acto más elevado el separar, el dividir o el aferrarse a un elemento que compromete el equilibrio de todos los demás.

Creo que a los romanos tampoco les convenía.

Para el capitalismo es mejor la posición budista light de indiferencia. Esta indiferencia se presenta ahora como remedio contra las tensiones de la dinámica capitalista. Nos invita a desapegarnos y conservar la paz y serenidad interior, por lo que es el complemento ideológico perfecto del capitalismo.

¿Cuándo has visto a un budista alzando un machete?

Con este artículo me acordé de aquél anuncio del huevo. La secretaría de gobernación de Fox nos aconsejaba someternos diciéndonos que era malo desear el sangüich del prójimo aunque a ti te haya tocado sólo un huevo cocido. Si no te subordinas a tu situación pones en riesgo la concordia nacional.

En resumen, este articulo de Slavoj Žižek dice que la versión occidental del budismo nos permite participar en los mercados financieros mundiales manteniendo una distancia interna hacia ellos.

Esta versión del budismo predica que nuestra subyugación no es una realidad objetiva (no existe), sino que es producto de nuestro deseo, nuestra avidez por las cosas materiales y el excesivo apego que depositamos en ellas. Capitalistas, sí, pero desapegados.

Referencia:

• Revenge of Global Finance | In These Times