Ya no recuerdo cuándo dejó de existir el pueblo catalán; ni cuándo tuvimos el último presidente de la Generalidad; ni cuándo perdimos los medios públicos catalanes; ni cuándo vibré por última vez con el Barça; ni cuándo los unos vieron por primera vez a los otros como enemigos.
Me pregunto qué circunstancias, qué contexto, qué situación ha hecho posible que medio pueblo catalán considere al otro medio como enemigo e invasor; y que un presidente lo sea solo de medio pueblo; y que la televisión y la radio públicas lo sean solo a medias; y que el Barça sólo se identifique con media afición; y que uno solo sea medio.
No sé qué, ni quién, ni cómo, ni cuánto, ni cuándo se debe cambiar para ser uno, y no medio; para que el otro complemente al uno. No lo sé. Sin embargo, no tengo ninguna duda de querer: ser catalán, estar orgulloso de mi presidente, ver TV3, vibrar con el Barça, y disfrutar de los otros.
Quizá mi deseo no sea un clamor, pero me gustaría que fuese el de muchos, también el tuyo.
José SIMÓN GRACIA
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