Revista Opinión

No es una carta de amor (Primeras impresiones)

Publicado el 18 diciembre 2019 por Carlosgu82
Primeras impresiones. No es una carta de amor. Aly Heron. «Aunque ya estoy viejo de vagar
Por tierras bajas y tierras montañosas,
Descubriré dónde se ha ido,
Y besaré sus labios y tomaré sus manos;
Y caminaré por la larga hierba de colores,
Y aferraré hasta el fin de los tiempos
Las plateadas manzanas de la luna,
Las doradas manzanas del sol.» «El Canto de Aengus, el Errante» – William Butler Yeats ͞ ¿En verdad escribiste esto? ¿Puedo asesinarlo? Ella tomo las hojas y las rompió en pedazos diciendo que no eran de su incumbencia. Para Kellan el canto de Aengus siempre le había sido motivador, incluso en la guerra. Para él la historia del dios del amor con su amada Caer siempre le dio esperanzas para seguir en busca de su compañera. Así cuando el propio Aengus Mac Og en persona apareció frente a él con la noticia de que viajaría en ayuda de su compañera de alma Kellan se enalteció y su corazón se llenó de valor, esperanza e inquietud. El viaje había sido inesperado. Apenas tomo unas cuantas cosas, lo único que él poseía era su espada, su traje de combate y su honor por lo que de su vida ahí solamente extrañaría a su ejército. El cual al salir de su tienda lo despidieron deseándole éxito además de entregarle provisiones. Escondió su emoción tanto como pudo pero incluso sus soldados lo notaron. Así que cuando Aengus Mac Og le mostro en un arroyo a su compañera, el lugar donde estaba…lo primero que noto fue que a primera vista parecía irradiar felicidad pero debajo de eso, no había ningún brillo. Aengus le explico que el lugar donde ella se encontraba era más lejano de su tiempo, le explico cómo se estructuraba, el oficio que tendría él. Y lo más importante, su misión era rescatarla. Kellan no había visto nada que le fuera peligroso a ella pero fuera lo que fuese él se encargaría. Desde que tenía memoria él peleo para sobrevivir, para proteger. Había sido valiente a cualquier adversidad así que cuando el dios con solo un chasquido los transportó a ese extraño lugar se sentía valeroso pero sus instintos de guerra saltaron al ver que en el otro extremo se formaba una extraña nube y de ella salió un hombre, alto, con el pelo rubio y el rostro lleno de egocentrismo. ͞ Querido hermano ¿es este el compañero de mi hija? – preguntó a Aengus. ͞ Es él. Aquel extraño joven miro a Kellan inspeccionándolo con su mirada calificadora. Por lo parecía en su gestos, él no era de su agrado. Kellan tampoco creía eso y no disimulo su disgusto ante la inspección. ͞ Bastará. Simplemente quiero la felicidad para mi más preciosa hija. Y si de alguna forma él le lastima sabrán todos de la ira de Eros. ͞ Sí, muy amenazador. Es hora de irnos. ͞ Aengus lo miró. ͞ Sé que habrá dificultades en tu estadía aquí y quiero que sepas que tienes opciones. Tú decides si quedarte y cuando irte. Solo llámame y acudiré. Kellan no sabía por qué Aengus decía eso pero aun así no importaban las adversidades, ya había pasado suficiente solo por vivir. Por lo que enfrentaría con valor todo lo que se encontrara y así les hizo saber y con esto lo habían dejado ahí. El lugar le parecía extraño, era espacioso pero con ciertos artefactos que no podía reconocer. Se escucharon pasos en la parte superior, pasos que poco a poco iban haciéndose más firmes. Luego escucho una risa. Se sintió nervioso y acomodo su armadura instintivamente cuando distinguió a la persona que bajaba de las escaleras. Sonrió. Ella se detuvo en seco. Y con un tono relajado preguntó ͞ ¿Cómo entraste a mi casa? ͞ Kellan se dio cuenta, por la mirada aterrada, que él no era un visitante esperado, muy posiblemente ella no sabía de su llegada. Kella dio unos cuantos pasos hacia ella pero se detuvo cuando de ella salió un pequeño grito ahogado y de repente sostenía de forma poco eficiente una botella. Estaba asustada e iba a pelear si era necesario. Su compañera era fascinante. ͞ Solo lo diré una vez más ¿cómo entraste a mi casa? ͞ Lamento asustarla… ͞ Solo vete y no vuelvas nunca o llamare a la policía. ͞ Esto parece ser un malentendido. Déjeme explicarlo. ͞ Ella lo miro insegura pero no lo detuvo. Así que continuo. ͞ Mi nombre es Kellan de Vannin, general de las tropas del este y ejecutor de los traidores. Mi presencia aquí es por los dioses Aengus Mac Og y Eros que me han enviado para salvar a mi compañera de vida. ͞ Aja…entonces estas diciendo que eres un guerrero, soy tu compañera, dioses mitológicos te han contactado y vas a salvarme. ͞ Básicamente sí. ͞ ¿Tomaste algo embriagante? ͞ No. ͞ ¿Alguna droga? ͞ No. ͞ ¿Y esperas que crea es ridícula historia? ͞ Sí, y no es ridículo. Si hubieras estado unos minutos antes aquí conmigo ellos podrían haberte explicado mejor. ͞ ¿Cuánto tiempo llevas en mi casa? ͞ No lo sé. Pero puedo llamar a Aengus y así aclarar todo. ¡Aengus Mac Og necesito tu guía! ¡Oh gran dios del amor ven a…! ͞ Un golpe en su estómago lo hizo callar. La miro y sus ojos denotaban terror. ͞ ¡No vas a llamar a nadie! Lo que vas a hacer es irte de aquí ¿entiendes? ¡Largo de mi casa! ͞ No voy a lastimarte. ͞ decía mientras se acercaba a ella. ͞ No te atrevas a tocarme…solo vete. Por favor. Estaba a tan solo unos pasos de ella cuando le tiro la botella encima, el golpe no dolió como a ella le hubiera gustado, de hecho solo basto un poco de fuerza en su mano para desviar el ataque. Él era claramente más grande, más fuerte y más rápido que ella pero eso no le quito las ganas de pelear. ͞ Tranquila, no voy a lastimarte. Repitió pero estaba tan ensimismado que esta vez no desvió el jarrón a su izquierda, luego llegaron los demás cosas aterrizando en sus brazos, piernas y pecho. Una risa se escuchó detrás de ellos. ͞ Realmente eres la mejor de mis hijas. Ambos se volvieron para encontrar a un divertido Eros sentado en lo alto de una mesa. Ella confusa dijo ͞ Tío Ancel ¿qué sucede? ¿De dónde saliste? Se supone que estas de viaje alrededor del mundo. ͞ Hola Calista. Sé que estas confundida. Sé que te parece ridículo pero cariño, no soy tu tío Ancel, mi verdadero nombre es Eros, dios del amor. Y antes de que digas algo déjame mostrarte esto. ͞ Eros levanto su mano y la sala desapareció quedando un jardín luminoso lleno de hermosas mujeres que cargaban canastas con mantas y en media estaba una enorme fuente que de este salían chorros de agua que caían sobre las flores a su alrededor y de las flores caían pétalos que se transformaban en pequeños bebes que las mujeres recogían metiéndolos en las canastas. ͞ Este es el jardín de la vida, aquí mi estirpe vive. Tú querida eres una de tantas descendientes. Estoy al pendiente de todos mis hijos pero no me permito interferir en sus vidas porque a pesar de ser su padre no soy su dueño. Así como a cada niño que nace, crece y muere, te he visto nacer, crecer y te veré morir en su momento, tú al igual que tus hermanos, has labrado tu camino por la vida y te has enlazado con la guía de tu corazón. Creciste fuerte, independiente, virtuosa, con la bendición de la inteligencia. Me has llenado de orgullo. Pero hay alguien que te convirtió en cenizas. Y es por eso que he recurrido a Aengus puesto que este…͞ Eros miró desdeñosamente a Kellan. ͞ Hombre quien es hijo de otro panteón y quien es tu compañero para ayudarte a resurgir. Calista no sabía que decir. Ni qué postura tomar, simplemente asintió una vez y eso fue suficiente para Eros quien los regreso a su sala. Poco después desapareció antes de que ella pudiera golpearlo. Eso había pasado hace media hora más o menos. Ahora tenía a un hombre con armadura y vistiendo pieles de animal en su sofá recién traído del almacén y muchas preguntas al respecto. ͞ ¿En verdad escribiste esto? ͞ Repitió Kellan.

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