No es una crisis, es una epidemia de estupidez

Llevamos siete años hablando sin para de la crisis española. Pero creo que no se trata de una crisis, si no de una cadena de estupideces cometidas por estúpidos. Y en esta tesitura es imposible acabar con ninguna crisis.

Los dirigentes del país son estúpidos, los que les votan son estúpidos y los que callan encogiéndose de hombros ante el cúmulo de barbaridades también son estúpidos.

Crisis económica, crisis política, crisis del ébola, crisis de empleo, crisis sanitaria, crisis educativa, crisis Gürtel, crisis de las preferentes, crisis de forum filatélico, crisis de Jordi Pujol, crisis de la monarquía, crisis de los sobres del PP, crisis del Prestige, crisis de Aznalcóllar, crisis inmobiliaria, crisis bancaria, crisis del Yak 42, crisis de Noos, crisis de los ERE, crisis y más crisis encubriendo verdaderos chanchullos que jamás se hubieran puesto de manifiesto si los responsables no hubieran obrado con suma estupidez.

La palabra crisis es la forma cómoda y mezquina de no asumir la responsabilidad y tratar de cargar los delitos propios a un ente etéreo, inexistente, que maquina en contra de la buena voluntad de los estúpidos.

La solución a esta epidemia de estupidez que nos devora de forma más cruel que un holocausto zombie es sencilla sobre el papel: cambiar a todos los que están en la élite. No sólo los que gobiernan, sino también los que gobernaron, los que se subieron al barco de la política para hacer lo mismo que se lleva haciendo los últimos 70 años y los que les apoyan desde la sombra económica y mediáticamente. Borrón y cuenta nueva.

Es complicado cambiar al completo el poder judicial, el ejecutivo, el legislativo, las cúpulas de las empresas, de los bancos, de los medios de comunicación, la iglesia. Por un lado en toda esta purulenta calaña la estupidez parece ser congénita (llevan generaciones potenciando el gen estúpido), por otro lado también están apoyados por una legión de estúpidos útiles bien adoctrinados que comulgan con las ruedas de molino que les ponen delante de la televisión.

Pero se puede conseguir ir echándoles del poder votando a quienes nunca han estado subido a él y pretenden cambiarlo todo.

Además siempre se puede recurrir a la desobediencia civil, saliendo a la calle y exigir lo que se ha arrebatado legalmente (pero inmoralmente) a la gente: su dinero, sus derechos, sus esperanzas de vivir mejor que la generación anterior y haciendo honor a padres y abuelos que salieron a la calle y pelearon por conseguir un futuro mejor para nosotros.

keagustitomekedao