Revista Educación

No está contenta

Por Siempreenmedio @Siempreblog

10 enero 2014 por JLeoncioG

Me lo imagino sentado en la piscina, o paseando por Copacabana, con el ojo divergente, un cigarro puro en una mano y en la otra un Rólex de oro de esos que resplandecen sin ni siquiera darles la luz. Cuando el policía le puso la mano sobre el hombro, y segundos después cambió el brazalete de oro por el plateado de las esposas, el Dioni pensó: “no estoy contento, en absoluto”.

Cualquiera que lea estas líneas que he escrito más arriba habrá pensado que los ladrones jamás harían esa observación cuando han sido pillados. En todo caso, aquel bizco, protagonista de parodias de mil humoristas y hasta cantantes, seguro que se dijo para sus adentros algo así como: “!cojones! ya me han trincado”.

Esta semana S.A.R. la infanta Cristina manifestó a su abogado, tras su imputación por el juez Castro por blanqueo de dinero y fraude fiscal, “que no está muy contenta” . ¿Cabrá en la cabeza de alguien con dos dedos de frente estar contento por haber sido señalado por un juez como posible ladrón? Pues no. Habría podido decir que no estaba de acuerdo, que no estaba conforme, que no lo entendía, que no estaba… ¿en el país? pero que no estaba contenta sólo evidencia una cosa: que estos personajes, que han heredado una condición sobrehumana de representación de otras personas sólo esperan que aquellas les perdonen todo lo que hagan, y que de esta manera ellos se puedan sentir “contentos” con la actitud de sus súbditos.

Las-rebajas-de-la-infanta-imputada

La pedazo de viñeta, como no, es de Morgan. Para ver más suyas pinchar sobre ella mismamente

Gracias al cielo que la sociedad española empieza a darse cuenta de que ninguna herencia puede representar a un país, a una idiosincrasia nacional, a una sociedad ni a ningún grupo de personas. Que las monarquías deben desaparecer, porque el simple hecho de recibir de manera hereditaria y de por vida un estatus divino no les confiere estar por encima de las leyes que nosotros mismos -para bien, para regular o para mal- nos hemos impuesto.

Hace algunos años, esgrimir la causa republicana, desear la desaparición de los títulos monárquicos y repudiar la figura del rey estaba muy mal visto (se argumentaban causas como la famosa noche del 23F, la representación del estado, el campechanismo del monarca y no sé ni cuántas cosas absurdas más), pero ellos mismos se han retratado. Desde los disparos de luxe a animales en peligro de extinción a robos al erario público, perpetrados o consentidos (o como dice el juez “mirando para otro lado”) . Y todavía en un ejercicio de demagogia brutal, en un insulto a la inteligencia de todos los españoles, se permiten usar en discursos y declaraciones, de manera muy digna la coletilla aquella que reza: “la justicia es igual para todos”. Algo huele a podrido, y no hablo precisamente del reino de Dinamarca.

Yo tampoco estoy contento hasta que se cumpla la justicia esa de todos (con los ladrones de todo tipo: con los electos por supuesto, y con los heredados por encima de todo) y se restaure la República.


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