Hoy verá la luz el decreto que convoca a nuevas elecciones. Muchos españoles, manipulados y engañados, parecen haber aceptado la fatalidad de tener que elegir entre corruptos o totalitarios, cuando hay otra opción, que es la única buena, que consiste en rechazarlos, eligiendo a verdaderos demócratas y expulsando de la política a los miserables que nos hunden y destruyen la nación. Votar a los que han demostrado que no aman a España y que solo saben destruirla no es la mejor opción porque lo decente y democrático es castigar a los grandes partidos con la abstención, con votos de rechazo o eligiendo a pequeños partidos que todavía no están inmersos en la baba corrupta que infecta la política española. Hay un aire de esperanza que se basa en que la fuerte decepción quizás haya hecho reflexionar a los españoles y comprender que votar a los viejos partidos que han destruido España es un error y que la única opción decente y democrática es castigarlos. ---
Ni siquiera son capaces de renunciar al dinero público que reciben en estas elecciones, ni de plantear a los votantes los verdaderos problemas de España, que ellos ocultan cuidadosamente. La política más degradada de toda Europa y el país que menos ama a sus dirigentes se dispone a votar de nuevo, en medio de una marea de decepción, frustración y espíritu de venganza, que se manifestará en votos de castigo, abstenciones y unos resultados que podrían sorprender a los que esperan resultados similares a los del 20 de diciembre porque la gente está más indignada y asqueada.
Desesperados ante la bajeza de la política antigua, representada por ese "trío de la muerte" integrado por PP, PSOE y nacionalistas, muchos españoles parecen haber asumido que no tienen otra opción que votar a bellacos y canallas, cuando, como ciudadanos libres y conscientes, pueden exigir y forzar simplemente mas democracia y decencia. En lugar de votar a los viejos corruptos PP y PSOE, sus cómplices nacionalistas infectados por el odio a España o la amenaza totalitaria y cruel de Podemos, es posible y necesario votar por otros partidos nuevos, no contaminados, o votar en blanco, o abstenernos masivamente, expresando de ese modo el deseo de contar con una clase política limpia, justa y auténticamente democrática.
Aunque los políticos actuales, con la ayuda de los medios de comunicación, se empeñen en demostrar que sólo existen las opciones mayoritarias y que hay que optar por corruptos o depredadores tiranos, hay otras opciones y partidos que, al crecer, debilitan el dominio de los viejos fracasados y demuestran el hartazgo y la indignación de la ciudadanía ante el permanente atraco a la nación y ante la decencia que protagonizan los grandes partidos y la nueva opción radical y siniestra de Podemos.
Es evidente que todo demócrata o persona decente y con principios no puede seguir votando a los grandes partidos que han destrozado España y la han convertido en un vertedero, ni tampoco la nueva opción de Podemos, que llega cargada de riesgo para la democracia y de amenazas totalitarias, retroalimentada por modelos políticos tan deleznables como el chavismo venezolano y el Irán de los ayatolas, ambos portadores de tiranía, pobreza y sufrimiento.
El pueblo español, que es mas sabio de lo que parece, ya les ha dado un aviso a los viejos fracasados y a los recién llegados. Al PP y al PSOE les ha arrebatado millones de votos y los ha humillado con la pérdia masiva de escaños, aunque sus líderes, tanto Rajoy como Sánchez, disimulen con arrogancia que son perdedores castigados. A Podemos, que despuntaba como fuerza arrolladora, les ha entregado los escaños suficientes para que incordien, pero pocos y sin posibilidad alguna de gobernar. A Ciudadanos, otro partido que exhibía limpieza y una ilusionante vocación regeneradora, le ha otorgado sólo cuarenta escaños, cuando aspiraban al triunfo, propinándoles un castigo duro quizás porque no se han distinguido lo suficiente de los viejos canallas y de los tiranos o porque han cometido en Andalucía el inmenso error de unirse a los socialistas, eternos corruptos.
Ahora, muchos integrantes de esa banda de castigados y perdedores, se siguen comportando como miserables, incapaces de anteponer el interés de España y de los españoles a sus propias miserias y ambiciones. Merecen un nuevo castigo que el pueblo ya prepara para el único momento de poder que le queda, cuando se abran las urnas. Entonces impondrá unos resultados sorprendentes, que nada tendrán que ver con los del 20 de diciembre.
¡En las urnas os esperamos!
Francisco Rubiales
Revista Opinión
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