Revista Solidaridad

No frenarán nuestra esperanza

Por Avv Lanuza Casco Viejo @AVVLanuzaCV
Día de la Republica, Zaragoza

Día de la República, Zaragoza

La AVV Lanuza Casco Viejo como miembro de las Asociaciones Memorialistas y Repúblicanas, convoca a los actos conmemorativos de la república:

NO FRENARÁN NUESTRA ESPERANZA

Concentración 14/04/2013, 11:00h. Memorial en el Cementerio de Torrero, Zaragoza

Acto reivindicativo por la III República, 14/04/2013, 18:30h. Plaza España, Zaragoza

Donde se leerá el siguiente MANIFIESTO 14 ABRIL 2013:

Tal día como hoy, hace ya ochenta y dos años, se proclamó la IIª República española. Un lustro más tarde, un golpe de Estado desencadenó la cuenta Guerra Civil que durante mil días ensangrentó al país. Y tras la contienda comenzó una larga y tenebrosa dictadura que arrastró y condenó a millones de españoles a una agonía insoportable.

Ocho décadas después, los testigos de aquella miserable parcela de nuestra historia, todos ya ancianos, apenas recuerdan unas remotas sensaciones de miedo, el ruido atronador de los bombardeos y la gris y gélida posguerra entre ruinas, hambre, miseria y represión.

Pero en la conciencia colectiva de España todavía pueden escucharse los pavorosos susurros de los lamentos de todos aquellos seres humanos que sufrieron persecución, represalias, torturas y calamidades a causa de sus ideas. Los hombres y mujeres que hacemos oídos a ese coro de lamentos sabemos que piden justicia, y escuchamos en las esquinas del recuerdo las historias de aquellas personas que dieron su vida por un país más justo y más decente, donde todo el mundo fuera igual ante la ley, donde los poderosos no disfrutaran de privilegios y donde todos los niños y niñas crecieran libres e iguales. Esas voces reclaman desde la honestidad de sus ideales que sigamos recordando su memoria.

En el combate por la vida casi siempre suelen caer los más valientes, los más decididos, los más concienciados, los que dan un paso adelante por los derechos de todos los demás.

El tiempo se ha encargado de dejar por el camino a muchos de aquéllos que vivieron con la esperanza de una España mejor, y lo hicieron luchando desde Aragón, organizados en el Consejo que aglutinó las fuerzas democráticas; no lo consiguieron porque cayeron combatiendo por alcanzar unas metas que nunca pudieron ver cumplidas. Por ello, por sus vidas y por sus muertes, les debemos el honor a su memoria recobrada, a sus esfuerzos sin recompensa, a su lucha cotidiana sin provecho inmediato, a su ansia de libertad y de justicia. De ellos son esos ecos generosos y limpios que todavía resuenan entre nosotros, demandando un momento, apenas un instante, para el recuerdo.

Este país necesita encarar el futuro, pero ni puede ni debe hacerlo de espaldas a la memoria de los que sostuvieron el orgullo de una nación amedrentada por la tiranía. Ellos, los que cayeron en defensa de la libertad de todos, los que se desangraron luchando para que el odio no arraigara en la sociedad española, merecen ahora que ganemos ese futuro que un día imaginaron.

Dicen algunos que éste no es tiempo para nuevos frente populares. Quienes lo afirman, suelen ser gentes acomodadas, leales garantes de un sistema político que hace tres décadas y media sirvió para sacar a España del negro pozo de la dictadura, pero que con el paso del tiempo se ha tornado ineficaz para los más desfavorecidos, propenso a la corrupción e inútil para afrontar un futuro con ilusión y esperanza.

Por eso, quizás ahora más que nunca, es precisa la unión de todos los ciudadanos y ciudadanas de bien en una causa común: acabar con las flagrantes desigualdades que han situado a un tercio de la población española en el umbral de la pobreza, y liquidar de una vez los privilegios seculares de la voraz clase financiera, vicariamente protegida por una casta política a la que sólo le preocupa mantener su estatus y que se olvida de cuantos les pagan sus salarios y cargan con sus bicocas.

Corren tiempos indeseables, marcados por la indecencia de sujetos que se pavonean de sus mentiras, alardean del producto de sus corruptelas y expolian el trabajo de la mayoría sin que la justicia actúe con la diligencia debida.

Reaccionemos. Frente a los que pretenden borrar de la memoria colectiva las injusticias de antes y las de ahora, reforcemos el memorialismo y construyamos una sociedad realmente democrática en la que lo importante sean los seres humanos y no los capitales.

Rebelémonos. Frente a los que desean ocultar los crímenes del pasado, devolvamos los restos de los muertos a sus familias, para que les rindan el homenaje debido.

Alcémonos. Frente a los que quieren que desaparezcan los recuerdos, volvamos una y otra vez a contar la historia de la ignominia a nuestros jóvenes, para que nunca se pierda.

Indignémonos. Frente a los resignados, sigamos homenajeando a los perseguidos, a los exiliados, a los asesinados, a los que fueron expulsados de sus trabajos, a los niños robados a sus padres, a los que tuvieron que esconderse durante años para escapar de una muerte cierta, a los que lucharon y nunca se rindieron, a los que les robaron cuanto tenían porque no aceptaron la dictadura.

Organicémonos. Frente a los que abogan por la continuidad de una monarquía inane e insensible, reivindiquemos la República como la forma más democrática de organizarnos como pueblo soberano.

Apoyemos la creación de una “Comisión de la verdad” que, libremente y sin ataduras de ningún tipo, clarifique lo ocurrido con los represaliados por el franquismo, restituya la veracidad ante la historia y siente las bases para que España sea, al fin, un país decente en el que poder vivir con la cabeza alta y la mirada limpia, donde prime la Política al servicio de la ciudadanía, donde todas las personas se sientan orgullosas de pertenecer a una comunidad en la que la democracia no sea un mero vocablo recurrente, sino una realidad cotidiana.

Hoy, 14 de abril de 2013, en Zaragoza, cerca de las tapias donde tantos seres humanos fueron fusilados por un régimen canalla y genocida, ante este Memorial con el que se les homenajea, guardemos unos instantes de silencio y recordemos a los asesinados.

Y luchemos, como ellos, con la razón y la palabra, en su recuerdo, porque les debemos mucho más que la vida, porque les debemos la libertad, la paz y la esperanza.


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