Vivimos en un mundo muchas veces inexplicable. Así que eso me viene bárbaro como excusa para no dar ninguna introducción, je.
No fue eso
Esa mañana, después del desayuno, él dejó la taza en el lavabo y yo la llené de agua. Cuando volvimos de trabajar, tarde en la noche, la taza estaba vacía.
El odio se encendió en mi estómago e hice la valija.
Todavía hoy, él a veces me llama.
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