Miré y mi corazón se estremeció, al ver que no había nadie que consolara el llanto de un niño. Llanto desconsolado, desgarrador, y sin consuelo. Llanto donde expresaba su vacío, su aislamiento. ¿Dónde estás tú, que pasas desapercibido, medio a escondidas, incluso a veces corriendo? Párate, mira, observa, que es un niño, que no es un objeto, que tiene alma y por tanto sentimientos. Que depende de ti y de mí que no se sienta solo, que encuentre consuelo. Que pueda sentirse amado, que pueda encontrar un lugar en este mundo incierto. Ya estoy cansada de escuchar pretextos, solo te pido que lo abraces, le digas un "te quiero", sujetando fuertemente su mano, para ir esquivando juntos los fuertes vientos.