Considerando que uno de los tantos temas en boga de la actualidad, a parte de la corrupción, los vicios, los papeles de Bárcenas (como si fuera un artista), los expresidentes que dicen que morirán en 6 meses y los juzgados que absuelven a diestro y siniestro sin orden ni concierto; nos topamos con un gravísimo problema usado de tapadera como si fuera de quita y pon, el vital Medio Ambiente.
Al pobre Medio Ambiente lo tenemos en medio, como los miércoles, atravesados; lo palpamos, lo olemos, lo disfrutamos y, como agradecimiento, lo matamos.
Supongo que forma parte de nuestra condición humana, “morder la mano que nos da de comer” o “matar la gallina de los huevos de oro”… Todo tipo de refranes que pongan de manifiesto la estupidez de la raza humana convertida en masa por sus propios y egoístas deseos de acumular bienes, riqueza o poder.
Desde el eslabón más alto de la cadena trófica nos endiñan el marrón de reciclar y, de esta manera, nos mantienen entretenidos/as discutiendo si una lata de Coca-cola va en el cubo azul o en el amarillo mientras el ente llamado Estado compra, vende y especula con la cuota de contaminación; ponen a los/as “peques” a jugar en tanto que los mayores se beben la cerveza.
¿Qué nos hará falta para caer en la cuenta de que estaremos llenos/as de “juguetes” electrónicos, dinero o viajes al espacio pero que no podremos salir a la calle sin una mascarilla que nos permita respirar?, ¿Nos cuesta comprender que de nada nos servirá el ansiado verano porque nos quemará la piel con la misma contemplación con la que nosotros/as cuidamos la capa de ozono?
Disfrutemos de la lluvia mientras no sufra la inexorable transformación en la reina de todos los infiernos, la implacable Lluvia ácida y, que con ella, traiga todo su desdén y venganza.