No hace falta ser positivo para ser feliz

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Parece que una de las soluciones a casi todos los males es ser positivo. Escuchamos con frecuencia que si eres positivo te curas antes, disfrutas más, tienes más amigos. Ahora bien, ¿qué pasa si eres negativo?

Si te consideras negativo y has intentado ya lo de ser positivo pero no te ha funcionado, aquí te dejo con 5 ideas que te ayudarán a mejorar cómo vives tu vida, incluso si partes de ser negativo.

1) Las personas no son ni positivas ni negativas.

Hay personas que tienden de forma natural a ver la parte útil, beneficiosa, agradable y bella de la situación o las personas con las que están. Y otras que tienden a ver la parte más dañina, destructiva, catastrófica, desagradable o negativa. Todo depende de a qué le des más importancia.

Pensar negativo suele tener una función de protección o prevención. Así, si pienso en lo peor que puede ocurrir, me puedo preparar para ello. El problema viene cuando sólo veo esa opción y me olvido de mirar también la mejor opción.

Ahora bien, es importante recordar que todos tenemos la capacidad de ver ambas partes. Somos seres humanos con la capacidad de ver los dos lados. Claro que si tengo más práctica en ver lo negativo me costará más ver lo positivo, o ser positivo. Pero siempre puedo desarrollar ese músculo y fortalecerlo hasta que me salga de forma natural.

2) Lo negativo no es malo

Al etiquetar algo como bueno nos recuerda que hay algo malo y sostenemos un marco de dualidad: bueno – malo, correcto – incorrecto, bien – mal, positivo – negativo.

Y todo lo que califico bueno es a la vez correcto, está bien y es positivo. Y lo que califico malo es a la vez incorrecto, está mal y es negativo.

Verlo así afecta a nuestro comportamiento ante ello y me abro a lo “bueno” y me cierro y lucho contra lo “malo”.

En el caso de ser negativo, si decidido pensar que eso es malo, me volveré en contra de ello creando un conflicto interno en el que yo no me gusto a mi mismo, me castigo y vivo pensando que lo hago mal.

Pensar lo negativo sin embargo tiene su función, es útil en algunos momentos. Acepta que lo haces y elige cuándo te es útil y cuándo no.

3) Lo importante es aceptar

Aceptar que como ves hoy las cosas no te sirve, no te es útil, te pone en la posición de cambiar. Es decir, se te abre la oportunidad de pensar de una manera que te sea más útil, que te haga sentir mejor. Y desarrollar el músculo del pensamiento útil.

Observa cómo te sientes cuando piensas y ve buscando pensamientos que te vayan haciendo sentir cada vez mejor.

4) Tenemos el mando de la atención de nuestra mente

De forma espontánea un pensamiento puede venir a mi mente sin que lo elijamos, sí, pero tenemos el poder de elegir si seguimos en conversación con este pensamiento, si le damos credibilidad o si, simplemente, lo consideramos como una forma más de ver.

Si te cuesta “ser positivo”, prueba a dirigir la atención de tu mente hacia lo siguiente:

• Buscar ver lo útil de la situación.
• Tratar de ver lo bello de la situación o la persona.
• Usar tu creatividad para ver otras posibilidades.
• Y apreciar lo que hay en este momento.

5) Confianza en que hay una parte útil, bella y agradable

Aunque en un primer momento no la veas, CONFÍA que sí la hay y pon tu voluntad en encontrarla.

Si al principio te cuesta, pídele a alguien que comparta contigo qué es lo que ve de útil, de bello o qué otras opciones ve. Pero no te acostumbres a ello, porque eso es lo mismo que decir a alguien que vaya al gimnasio por ti. El músculo lo tienes que desarrollar tu, comenzar a hacerte con las palabras que describen lo agradable, lo útil. Y también para dar rienda suelta a tu creatividad.

 
Si te has puesto la etiqueta de negativo, adelante, quítatela. Confía que también puedes ver lo bello, lo útil y otras opciones.

 

Recuerda que eres luz, así que sal ahí fuera y ¡¡brilla!!

Un abrazo enorme,

Mónica

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