No hacer nada no significa que esté perdiendo el tiempo
Del mismo modo que en nuestro lenguaje ya tenemos incorporado el concepto de camas calientes, deberíamos de añadir la idea de sillas calientes. Espacios de trabajo en el que tenemos que estar todas las horas posibles, fingir que estamos trabajando y sobretodo, no distraernos con nada que no pueda estar relacionado con los objetivos directos e inmediatos de la empresa.
En cualquier sector basado en el conocimiento, es fundamental tener un tiempo para literalmente no hacer nada, o al menos dar la apariencia de que mentalmente nos hemos ido por los cerros de Úbeda.
Por mucho que nos pueda sorprender, estos momentos en los que no tenemos la cabeza insertada en el monitor y tecleamos como si no hubiera un mañana, son fundamentales para despejar la mente, leer sobre novedades, informarse de lo que se está hablando en nuestro sector, o dejar vagar la mente sin mayor interés que el simplemente dejar pasar el tiempo.
Nuestro cerebro está bien diseñado, o almost que dirían los sajones. Este tiempo en el que liberamos nuestro sistema nervioso central de un objetivo claro y concreto, es el preciso momento que empieza a trabajar algo que se podría llamar subconsciente, pero que sea cual sea el nombre, usualmente es cuando se nos ocurre la solución a ese problema irresoluble.
Por lo que por favor, dejarles divagar, dibujar en un papel o mirar al techo, aunque no lo parezca, están trabajando.
Película: Labyrinth
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