Hace ya algún tiempo me encontré con este vídeo en el que unos niños le pedían a la empresa McDonalds que por favor dejara de comprar carne de cerdo a las granjas que los encerraban en determinadas jaulas y solicitaban que los trataran con menos "crueldad":
"Le pedimos a McDonald's que deje de comprar su carne de cerdo de estos lugares, y si tienen la manera de hacerlo, que les pidan que ya no usen esas jaulas para que los cerdos estén en mejores condiciones."
Realmente vale la pena leer la petición, porque en unos pocos párrafos sintetizan todos los tópicos habituales que se esgrimen al respecto: "apenas comemos carne de estos sitios"; "el sufrimiento les provoca estrés y eso hace que su carne sea menos saludable",.. Ni siquiera piden que haya una ley general que prohíba ese tipo de jaulas, sino que se lo piden específicamente solo a la empresa McDonalds, como si el resto de empresas que comercian con animales nohumanos no existieran. Es una iniciativa calcada a la que promueve la organización bienestarista PeTA y su su sucursal en el mundo latino: Anima Naturalis.
Ahora, reflexionemos un momento sobre esto: si sucediera que unos hombres tuvieran privados de libertad a otros semejantes para obtener algún beneficio (para utilizarles con fines sexuales o para obligarlos trabajar) seguro que no diríamos que el problema de esa situación es el sufrimiento. Porque el problema real es la injusticia de utilizar a otras personas sin su consentimiento, o en contra de su voluntad, o a costa de vulnerar sus intereses básicos. Esto siempre que entendamos que a los seres humanos hay que respetarlos como personas con derechos inalienables, claro. En cambio, un utilitarista pensaría de otra forma.
Aunque seguramente la petición ha sido supervisada por adultos, me parece muy significativo que sean precisamente unos niños, que todavía no tienen el suficiente discernimiento y experiencia sobre ética básica, y cuestiones morales, quienes cometen el error de fijarse sólo en el sufrimiento, sin cuestionar la propia injusticia de la esclavitud. Pero que adultos responsables e informados sigan obsesionados con el sufrimiento, hasta el punto de ignorar toda otra cuestión moral, me parece más que nunca un grave error moral y un rasgo de infantilismo.
Como acertadamente señala el profesor Tom Regan, lo relevante para determinar si algo está mal no es si se les hace sufrir mucho o poco a la víctimas. Cualquier sufrimiento causado por una injusticia es igualmente rechazable, pero no por el sufrimiento en sí, sino porque es causado injustamente. Por tanto, lo relevante para determinar un error moral está en la cosificación y en la quiebra del principio moral de igualdad: tratar a personas como si fueran objetos y supeditar sus intereses a los nuestros. Esto es el mal que radica en la explotación de animales (humanos y nohumanos). De ahí que utilizar a los nohumanos esté mal independientemente de si les causamos mucho, poco o ningún sufrimiento al hacerlo.
Según ha explicado en numerosas ocasiones el abogado y activista Gary Francione, las reformas de "Bienestar Animal" solamente tienen como objetivo hacer que la gente se sienta mejor consumiendo animales nohumanos: que tengan menos cargo de conciencia al hacerlo, cuando saben en el fondo que lo que hacen no está bien.
La perspectiva bienestarista se centra en el sufrimiento, sin cuestionar qué supuesta legitimidad tenemos para utilizar a los demás animales, sin cuestionar el especismo, sin cuestionar el hecho de que no necesitamos usar a los animales nohumanos.
Mientras no abandonemos el paradigma bienestarista - que proviene del utilitarismo - no podremos entender, ni hacer entender, que los demás animales son personas que merecen el mismo respeto que deseamos para nosotros. Así, nunca podrán tener derechos reconocidos y seguirán siendo esclavizados y asesinados. Injustamente discriminados por el mero hecho de no ser humanos.