Cuando ya hace un buen lote de años vi Reservoir Dogs no sabía que uno de los hombres de negro, el señor Azul, hacía un cameo en una película en la que encajaba especialmente después de lo que había sido buena parte de su vida.
Porque el personaje de Mr. Blue, que -como casi todos- vivía poco tiempo en la película, estaba interpretado por Edward Bunker, que para entonces era ya un novelista famoso con varias de sus obras en la gran pantalla, pero cuya vida le había llevado desde correccionales juveniles hasta la cárcel por la que pasó varias veces por delitos de narcotráfico, falsificación , robo a mano armada y otras lindezas. Hasta que publicó esta novela , No beast so fierce, y dejó definitivamente la cárcel en 1975 había pasado dentro quince años.
Su vida da por tanto para extenderse, y no es el caso. Pero algo hay que contar de ella para poder poner en contexto esta novela, porque conociendo el periplo vital de su autor, no queda nada claro qué es ficción y qué autobiografía. Porque la historia de un Max Dembo, que al salir de prisión ya sabe que no le dejarán quedarse fuera fácilmente, es en el fondo alguna de las historias de vida de Bunker. Se nota porque está escrita desde las tripas, con una intensidad arrolladora y adictiva. Como sólo puede hacerlo quien conoce el submundo criminal, pero sobre todo quien conoce la naturaleza humana.
Me ha parecido una obra maestra. Por la magistral crudeza de su contenido. Por su simbolismo marcando el fin de la vida al margen de la ley de Bunker y su nuevo yo como escritor. Pero también porque uno no alcanza a explicarse bien como alguien criado entre reformatorios y celdas ha podido salvaguardar un talento literario tan enorme.