
No hay bestia tan feroz que no conozca algo de piedad
Ricardo II
William Shakespeare
Descubrí a Bunker gracias a que una editorial se decidió a rescatarlo. Investigué un poco su vida y su obra y se convirtió rápidamente en uno de los hombres habituales en mis compras. De algún modo escribe sobre lo que sabe, eso hace que sus novelas tengan un tono de honestidad y realismo que hace que repita con él. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, No hay bestia tan feroz.
Conocemos a Max Dembo cuando sale de la cárcel. Tras ocho años en prisión su primera intención es la de mantenerse en el lado correcto de la ley. Sin embargo, para un exconvicto las cosas no son fáciles, y pronto comprendemos que el futuro de Max caerá por los derroteros habituales.
Narrado en primera persona, Bunker consigue meter al lector en la cabeza de Max. No es un loco, no es una persona con un desequilibrio emocional, simplemente está enfadado con la sociedad. Una sociedad de la que conoce los peores barrios, los peores ambientes y que ahora le deja en la calle marcado como exconvicto sin demasiadas esperanzas de poder salir adelante. Su oficial de la condicional tampoco ayuda mucho a que sus esperanzas mejoren. Y tener que decir que ha estado en prisión... no es un incentivo para que nadie te contrate. Así es muy difícil rehabilitarse pese a que vemos el empeño que pone, las solicitudes, las caminatas... sabemos que lo tiene francamente difícil y él también lo sabe. De este modo le conocemos, vemos sus decisiones, su aspereza y su tendencia al lado equivocado de la ley y lo seguimos incansablemente; porque parece que sólo he hablado de la primera parte, el intento de reinsertarse; pero es una novela que tiene muchísima acción y nosotros la seguiremos sin resuello. También vemos un poco de su parte más humana cuando ayuda a otras personas, a su modo es un superviviente o así parece verse él. De algún modo la sociedad lo ha creado, empujándolo a un mundo del que conoce las normas y en el que se maneja a la perfección. Y consigue que nos interese ese mundo, esa manera de concebir, de pensar, de razonar: sin victimismos, sin justificaciones.
Como comentaba al principio, el rasgo más sobresaliente, además de esa primera persona, es el realismo en los detalles: persecuciones, ambientes, atracos... hacen que tengamos la sensación de estar realmente conociendo ese ambiente de primera mano. Es un libro duro, violento, con muchísima fuerza, que no deja indiferente al lector incapaz de apartar la mirada de sus letras. Y Max es un personaje terriblemente honesto, por encima de su presente, de su pasado, sus ideas y normas, su carácter... por encima de todo eso; lo percibimos como honesto, no niega la responsabilidad en las decisiones que toma.
No cabe duda de una cosa, leer a Bunker siempre es una experiencia.
Y vosotros, ¿os acercáis a este tipo de libros en los que quien cuenta la historia es el malo?
Gracias
