«No hay día en el que las rampas no fallen» Burgos

Las quejas sobre el mal funcionamiento de las rampas de los autobuses urbanos no son nuevas. Llevan produciéndose desde hace años y tienen visos de seguir debido a que la flota tiene cada vez más años y, por lo tanto, con más probabilidades de averías.
El colectivo de discapacitados es el que más sufre este problema día a día porque este medio público de transporte es imprescindible para sus desplazamientos de un lado a otro de la ciudad. En la mayoría de las ocasiones, el hecho de que la rampa se atasque solo causa el perjuicio de llegar minutos más tarde al destino al tener que esperar al siguiente autobús pero en otras ha provocado accidentes.Segundo Saiz, de 62 años, pueden contar multitud de incidencias en este sentido. De la última tiene todavía fuertes dolores en el cuerpo. Vive en San Pedro de Cardeña y cada día coge al menos cuatro autobuses, dos para ir a comer al centro de los jubilados de la calle Juan de Padilla y otros dos para desplazarse hasta el centro Graciliano Urbaneja (antiguo hospital militar) y someterse a rehabilitación. Fue en este último trayecto cuando a finales de septiembre se cayó como consecuencia de que la rampa del autobús se bajó de forma brusca y él y su silla de ruedas acabaron en el suelo.
 En la caída se clavó el reposabrazos en el costado y tuvo que ser atendido por los servicios de emergencia del 112, que se desplazaron hasta el lugar en el que ocurrió el incidente, en el barrio San Pedro de la Fuente.El destino de Segundo Saiz era el centro Graciliano Urbaneja pero ese día no llegó a su cita para recibir la rehabilitación. Los sanitarios le trasladaron al Hospital Universitario para ser atendido de sus heridas pero no le permitieron subir la silla de ruedas a la ambulancia, de modo que tuvo que llamar a un taxi para que la llevara a su domicilio.Todavía tiene secuelas del accidente. Ha presentado una queja en el Servicio de Autobuses solicitando que se arreglen las rampas y también reclama que se le abone el taxi en el que tuvo que enviar la silla de ruedas a su casa y una indemnización por los desperfectos que sufrió como consecuencia del accidente y por el daño moral ocasional. La respuesta, por el momento, ha sido el silencio más absoluto. «No hay día en el que las rampas no fallen, da igual la línea. Además, otras como la de Cortes ni siquiera tiene rampa. Es importante que se tomen en serio el arreglo de las rampas.La concejala de Autobuses, Gema Conde, asegura que se insiste constantemente a la empresa que se ocupa del mantenimiento para que realice las correspondientes reparaciones y pide disculpas por los inconvenientes que estas averías puedan suponer.
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