Revista Coaching

No hay interrupciones, sólo entradas mal gestionadas

Por Jofoba @jordifortunybad

Estoy casi convencido de que no te crees este título. Seguro que has pensado: «esto será en tu casa, porque en la mía vaya si hay interrupciones». En realidad la frase del título es la traducción de una famosa frase de David Allen, que es la que habitualmente él utiliza para lidiar con este topic mundial.

«There are no interruptions—there are only mismanaged inputs», David Allen.

En mi opinión, la intencionalidad de la frase es la de sacar las interrupciones de tu zona de preocupación y traerlas hacia tu zona de influencia. Normalmente nos quejamos de ella —en modo víctima— porque creemos que nos impide hacer nuestro trabajo.

No te voy a esconder que las interrupciones efectivamente, existen. Son inevitables. Lo que sí pasa es que el impacto de estas en nuestro trabajo es —en la mayoría de los casos— modulable y esto es lo que podemos manejar en gran medida

Mi experiencia me demuestra que esta respuesta —la del título del post— a la pregunta «¿Qué pasa con las interrupciones?» puede ser una respuesta difícil. No porque cueste de entender, sino porque cuesta de comprar. Te devuelve el bumerán y te da en la frente: resulta que no soy sólo una víctima de las interrupciones, resulta que puedo gestionarlas. 

Cabe decir que sobre todo te estoy hablando de las interrupciones causadas por esta «interruptitis» crónica que la mayoría de organizaciones sufren, cuyo trasfondo son los malos hábitos comunicativos. Si estás trabajando y se te funde el ordenador, esto sí que es imponderable. 

Primeramente, lo que debemos tener claro, es que no sirve de nada sobrerreaccionar. Ante una interrupción, hay que mantener la calma y preguntarse:

«¿Cuál es la naturaleza de la nueva entrada? ¿Debería haberla recibido?» 

Si no es así, haz lo que tengas que hacer para detenerla. Desactivar las notificaciones, actuar proactivamente para mantener tus espacios —físicos y mentales— tranquilos, o sencillamente decir NO, esto no va conmigo; son tres ejemplos de ello. 

Se trata de ir puliendo tu entorno para reducir el volumen de interrupciones a sólo las que tengan sentido.

Si efectivamente es tu monkey, aquí entra en juego la clave del tema: ¿cómo de completo y actualizado está tu sistema de organización? 

Disponer de un sistema de confianza es lo único que te permite evaluar correctamente cómo enfrentarte a la interrupción —o cómo gestionar este input—.

¿Puedes dedicarte a él sin la incomodidad de dejar aquello que estabas haciendo? Pues nada, con toda tranquilidad, captura por donde estabas en lo que hacías cuando apareció el input y dedícate a él. 

¿Puedes aparcar el input para ocuparte de él más tarde, porque ahora estás con algo más importante? En este caso, captura el input y sigue con lo que estabas haciendo.

Con calma y confianza. Sin aspavientos ni resignaciones. No hay interrupciones, hay inputs que podemos gestionar correctamente —qué va primero y qué va después— con la claridad que te proporciona un sistema de organización completo y actualizado

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