De cuando éramos poetas ya no nos quedan ni las letras.
Se han perdido en el laberinto del vacío que gobierna nuestros sentimientos.
Por decir que hay vacío y no locura.
No está bien visto que piensen que estamos locos.
No es cortés decir que nos han vuelto locos.
Locos nos volvimos nosotros, si es que alguna vez estuvimos cuerdos.