Revista Educación

No hay otro como yo! Trabajamos con la empatía.

Por Thaibaby

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En otras ocasiones hemos hablado de la capacidad de compartir de los niños y de cómo para trabajarla debemos empezar por  hacerles entender y valorar sus propias pertenencias. Cuando entiendo que algo es mío y que por tanto quiero que los demás lo utilicen con mi permiso y cuidándolo de manera adecuada, puedo entender que otro exija lo mismo de mi. Que pida las cosas antes de usarlas, que las trate bien y que podrá darse el caso de que un momento determinado no quieran compartir algo conmigo. 

Algo muy similar ocurre con la capacidad de ponerse en el lugar del otro, con lo que llamamos empatía. La empatía es fundamental para relacionarnos de una manera positiva con nuestro entorno y está en la base de las buenas relaciones con los otros y del  buen funcionamiento a nivel social. 
Debemos tener en cuenta, que durante los primeros seis años, existen dificultades para ponerse en el lugar del otro y que nosotros como padres o como participantes de la educación de los niños ,podemos hacer mucho para ayudarles a desarrollar esta capacidad.

Para poder ponernos en el lugar del otro , el primer paso es ser conscientes y entender que los demás tienen pensamientos y sentimientos diferentes a los míos. Y para esto debemos ir al principio, a resaltar y enfatizar la individualidad de cada niño. Cada uno de nosotros somos únicos. Si entendemos esto podemos extrapolarlo a los demás, ellos también son únicos…

Desde esta perspectiva nos será más fácil trabajar la empatía y los niños podrán entender mejor que los demás sienten y piensas cosas diferentes .

Para aprender estos conceptos a través del juego , os proponemos una actividad en familia, que realizamos en uno de nuestros talleres de inteligencia emocional para los más peques.

“No hay otro como yo”

Necesitamos:

-Unas cartulinas o folios .

- Unos rotuladores.

-Tinta para sellos .

-Una lupa.

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Lo que vamos a hacer es explicarle a los niños , que todos somos únicos y que una manera de verlo es a través de las huellas dactilares, porque en el mundo mundial no hay dos iguales.

Cada uno pondremos nuestras huellas en una cartulina y jugaremos con las lupas a buscar las diferencias en ese laberinto que es nuestra huella dactilar. Una vez que hemos visto las huellas por separado podemos terminar haciendo un bonito árbol familiar con las huellas de todos.

Y a través de esta actividad podemos introducir el concepto de diferencia. Como somos diferentes , tú te sientes bien con algunas cosas que a tu hermano le hacen sentir mal, tú tienes unos hobbies que son importantes para ti y mamá tiene otros…

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No hay otro como yo! Trabajamos con la empatía.
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