Horrorizado por la decapitación por el Estado Islámico (EI) del cooperante escocés David Haines, la tercera cabeza exhibida así en pocos días, el primer ministro británico David Cameron insistió en el mantra que también recita Obama de que esos verdugos no son musulmanes porque “el islam en una religión de paz”.
No hay monoteísmos de paz. Todos hicieron guerras, aunque desde que existe el islam las mantiene sin descanso, civiles, entre sectas y tendencias, y de expansión imperialista.
Cameron miente como Obama y otros líderes que quieren apaciguar a los musulmanes de los países que gobiernan para evitar que se radicalicen, como ocurre con facilidad. El apaciguamiento ante Hitler.
El judaísmo, origen de cristianismo e islamismo, fue belicoso hasta su casi exterminio y expulsión de Israel por Roma en 70 DC, tras lo que fue perennemente perseguido, aunque por fin se defiende en el actual estado de Israel, desde 1948.
El cristianismo fue martirizado por Roma y era pacífico hasta que el emperador Constantino lo declaró religión del Imperio en 313. Religión del poder, participó durante siglos en guerras con la cruz y la espada, incluyendo las tan españolas de Flandes católicos-protestantes.
El islam nace de Mahoma, en cuya primera batalla, en 624, promete a los suyos botín, esclavos y el Paraíso con huríes.
Ordena expandir su religión con la predicación y, si se rechaza, con la Guerra Santa, medio que emplean Al-Qaeda, el EI y tantos que se cobran los premios prometidos porque el mandato sigue vigente.
Los chiitas tienen ayatolás con autoridad constantemente belicosa, recordemos Irán; los sunitas generalmente se guían por imanes, muchos moderados de distintas sectas y escuelas o madhabs.
Pero su autoridad sobre los textos no es definitiva y puede discutirla cualquier creyente alegando una lectura más exacta del Corán, especialmente las que ordenan asesinar apóstatas e infieles.
Estos son los suníes del EI, los que ahora decapitan herejes esperando repetir las matanzas iniciadas por Mahoma en 624, y tienen muchos motivos para creerse mejores, más originales y puros, es decir, salafistas, que los pacíficos.
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SALAS