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“¡No he ganado!” La importancia de la tolerancia a la frustración

Publicado el 04 junio 2024 por Orientablog @colegioalarcon

Se acerca el final de curso y con ello la entrega de premios, medallas, notas… ¡Cuántas veces hemos oído “no es justo”, “tenía que haber ganado yo”, “yo soy más listo”! y esto en ocasiones acompañado de una reacción de enfado, estrés o tristeza, por el hecho de no haber ganado un juego o un premio. Bien, hablamos de la frustración. La frustración surge cuando nuestras expectativas no se cumplen, cuando no logramos lo que esperamos y surge una emoción desagradable de malestar, una reacción incontrolada que puede manifestarse de diferentes formas: sentir ansiedad, llorar, tener un ataque de ira acompañado de algunos gestos como fruncir el ceño, resoplar, pegar…

Por eso, enseñar desde pequeños a tolerar la frustración les ayudará a no bloquearse, a enfrentar los desafíos de la vida y a minimizar el malestar que les genera el no conseguir un objetivo. Esto no significa renunciar y dejar de luchar por lo que quieren, sino que supone afrontar de manera adaptativa el no haberlo conseguido.

¿Qué podemos hacer para ayudarles a gestionar la frustración?

Lo primero es trabajar la inteligencia emocional desde pequeños, enseñarles a reconocer y expresar sus emociones, así como educar en valores como el compañerismo, el trabajo en equipo, el respeto a los demás…

Es importante dejar que se frustren de vez en cuando para que aprendan a gestionar el no o el fracaso y que aprendan de la derrota. Es decir, si les ayudo a analizar qué ha pasado, puedo ayudarles a buscar herramientas para mejorar. Pero también enseñarles que no siempre se puede ganar. Es probable que haya personas mejores que nosotros y lo que vale es el esfuerzo, superarnos a nosotros mismos y valorar lo que hemos aprendido. Hacerles ver que no hay que compararnos con los demás ya que somos diferentes, y que lo que podemos hacer es conocer nuestras fortalezas y debilidades para adaptarnos y superarnos a nosotros mismos, esto es, obtener nuestra mejor versión.

Como adultos, tenemos que enseñar con el ejemplo, y no fomentar el estrés. Si el niño o adolescente recibe “presión” por parte de los adultos en que tiene que conseguir algo o le genera expectativas irrealistas, sentirán más ansiedad por conseguir el resultado y eso les generará mayor malestar.

La frustración es normal como seres humanos que somos. Tenemos que prestar atención si observamos que el niño o adolescente es muy impulsivo o ansioso, es muy exigente, baja autoestima, tiene una falta de control exagerada, evita enfrentarse a nuevas situaciones, es competitivo, poco flexible… son todo ello indicadores de que es necesario trabajar la tolerancia a la frustración con ellos para que aprendan a enfrentarse a las dificultades o problemas que surgen en el día a día.

«Recuerda que a veces no conseguir lo que quieres, es un maravilloso golpe de suerte»
Dalai Lama

En definitiva, “fracasar” no es el fin del mundo, es parte de la vida. La tolerancia a la frustración supone un control emocional que favorece la adaptación al mundo, la flexibilidad, la resolución de conflictos, la estabilidad emocional y la empatía.

Marta Lli
Directora del Dpto. de Psicología y Orientación Escolar

La entrada (“¡No he ganado!” La importancia de la tolerancia a la frustración), se publicó originalmente en Orientablog


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