Revista Opinión

No huele a tabaco…pero ojala…

Publicado el 04 noviembre 2011 por El Tridente

NO HUELE A TABACO…PERO OJALA…

Desde que entró en vigor la prohibición de fumar en recintos cerrados y en lugares de trabajo han pasado muchas cosas como que Ramírez, el contable que me hacía la Declaración de la Renta, ya no está entre nosotros. El pobre murió; falleció por culpa de los cambios de temperatura. Como tenía que salir de la oficina cada vez que deseaba fumar, el hombre se enfriaba cuando subía a la azotea y se recalentaba cuando volvía a su mesa porque esta estaba al lado del radiador. Por lo que los cinco cigarrillos de todas las mañanas hicieron q su cuerpo no aguantara tanto desorden térmico. Por cierto, este año la renta me salió a pagar, que malo era Ramírez como contable.

Pero en realidad, y guardando la memoria de Ramírez, las oficinas no es el lugar en el que se ha prohibido fumar que me preocupa. Estoy mucho más preocupado por las discotecas. Así es, el centro de ocio de los que rendimos pleitesía a John Travolta, o el edificio sagrado donde se nos permite dar rienda suelta a nuestra falta de coordinación rítmica.

Si se creen que estoy pidiendo que se pueda volver a fumar porque los locales nocturnos han notado que con la ley la afluencia de clientes ha descendido, están equivocados. Solicito que permitan que se pueda fumar nuevamente en las discotecas porque desde que no es así, la amalgama de ácidos olores y edulcorados aromas están golpeando mi nariz de tal forma que estoy hasta pensando en ir a bailar con mascarilla.

Y es curioso que si antes nos quejábamos de que nuestra ropa apestara a tabaco por culpa de aquellos y aquellas que no separaban el nicotínico apéndice de sus bocas, ahora pedimos que vuelvan a hacerlo porque la jungla de olores que se pueden descubrir cada noche nos hacen convertirnos en conquistadores del olfato cada fin de semana. Y sepan que podemos encontrar desde perfumes afrutados, a esencias avinagradas pasando por aftershaves de lo más varoniles. Pero lo peor de todo es que es un sitio cerrado como una discoteca, abarrotado de gente y donde no se para de bailar, el olor protagonista es aquel que se designa como el de ‘humanidad’, o sea, a sudor.

Y créanme que es poco agradable. Por lo que espero que si no permiten que se fume, que será lo más probable, al menos que la aromaterapia llegue pronto a las discotecas porque, aunque quiera mucho a la humanidad me he dado cuenta de algo, y esto es que esta…huele muy mal. Así que como dijo un célebre anónimo conocido por nadie: “Lo que tiene mal olor, perfumado huele peor”.

Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…

 


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