Termino la enseñanzas con el Dalai Lama en Dharamsala. Un río de personas marcan el camino de salida de su monasterio. Se percibe el amor y la paz de espíritu entre los asistentes que salen, sin prisas, como si ninguno de nosotros quisiera salir de allí.
Al llegar a la calle, un niño con no más de 10 años me ofrece un tapiz con unas palabras del gran maestro tibetano. NEVER GIVE UP. Sus palabras tocan mi alma al leerla. Desde entonces está presente en mi habitación, y lo leo todos los días, para no olvidar, para continuar, para darme la oportunidad en cada situación, sin abandonar mi caminar en todo aquello que creo: las personas, la felicidad en el trabajo, el compartir de todos para ser UNO.
NEVER GIVE UP, no importa lo que esté pasando, nunca te rindas. "Desarrolla el corazón. En vuestros países se consume mucha energía para desarrollar la mente en vez del corazón." "Sé compasivo. No solo con tus amigos, con cada una de las personas." "No importa que esté sucediendo. No importa lo que pase a tu alrededor. Nunca te rindas (NEVER GIVE UP)".Fuente:
C. Marco