Dion Drew había sido condenado a 4 años de prisión por vender drogas. Él mismo lo confiesa de una manera muy cruda: vendía droga a mujeres embarazadas y a cualquiera que se lo pidiera. Su estadía en prisión lo hizo reflexionar, quiso cambiar su estilo de vida y recomponerse para ser alguien que de verdad fuera un aporte para la comunidad. Al salir no encontró a nadie que le diera una oportunidad, pero escribió su nombre en la lista de una panadería para ver si podía conseguir algo.
Y así fue como una compañía con medidas de integración social cambió por completo su realidad: