Ayer vendí un proyecto por 8500 € + IVA y tarifa mensual de 450 €/mes.
El doble de lo habitual y en una fraccion de tiempo.
Le dije a mi equipo: vais a ver cómo se vende. En vez de invertir horas en calcular una propuesta, duplicamos tarifa. La clave es transmitirle al cliente que vendes esto a diario y que te la suda si te dice que no, es más, que note que vas sobrado y que se puede quedar sin lo que necesita.
Ni siquiera me hizo falta justificarlo, les dije que me dijeran algo antes del martes o no podriamos empezar hasta dentro de 2 semanas. El cliente “no, no, ya te digo que me interesa mucho”
Salí de la reunión y le dije a mi equipo comercial: veis chicos, sacaros más la chorra en las reuniones y olvidaros de si ese dinero para vosotros es mucho o poco, quitaros ese sesgo, la clave es que para el cliente incluso le ha parecido barato, asi que el próximo día lo subiremos un 25%.
Tambien les dije: os voy a enseñar a sacaros la chorra en cada puta reunion, os dareis cuenta que en el fondo la gente quiere que le des dos ostias y le digas lo que hacer, porque es mas facil para su cerebro que estar analizando 40 propuestas.
Solo quería que supieras que te copio cada puto consejo, incluso el de hacer flexiones (35 ya del tiron!). Si tú eres bueno, yo puedo serlo más!
Eres un crack!
Esto me lo dijo un alumno de la mentoría.
Además de un testimonio y una sacada de chorra, es una lección de ventas tan solvente que podría acabar el email aquí y volver a romper nueces con mis bíceps, que es lo que estaba haciendo hace cinco minutos.
Pero.
Pero si lo que acabas de leer te ha puesto cachondo, te ha inquietado, te ha jodido, o te has preguntado si me lo he inventado, te interesa seguir leyendo.
Bueno, si te preguntas si me lo he inventado puedes irte a desayunar ganchitos mojados en monster y darte de baja, sufrirás menos.
Mañana publicaré una lección de copy.
Copy, copywriting, escritura persuasiva o como lo quieras llamar. Yo lo llamo vender. No necesito hacerme el guay. Pero si tú sí, lo respeto.
¿Y qué pasa?
Lo que pasa es que te agarraré de la nalga, y en lo que abres la boca para jadear me habrá dado tiempo a apretar una, dos, tres veces.
Te dejaré marca, no te quiero engañar.
Y en el umbral del dolor, aflojaré. Y te susurraré que me pones mucho.
Y cuando la sangre infle tus mejillas y empieces a sudar en mitad de una noche de invierno, te diré…
Pero cálmate, porque no vamos a hacer nada.
Obviamente balbucearás algo incoherente con la intención de convencerme… y te daré la razón.
Entonces acercaré mi cara a la tuya.
Mucho, mucho, mucho.
Y callaré.
Y cuando por fin cierres los ojos…
Diré adiós y marcharé.
Y tú, sin entender nada –ni qué, ni cómo, ni cuándo– me seguirás.
Eso es exactamente lo que pasará en la lección de lunes.
O mejor dicho, lo que te enseñaré a hacer.
«¿Quién te ha escrito esto?»
Acostúmbrate a escuchar esa frase. Te la van a decir mucho.
O «¿Para qué llevo años complicándome la vida?» Es lo que te dirás si ya sabes de copy.
Cada día envío un email con una forma de vender que no encontrarás en otra parte y que ha convertido auténticos negocios de mierda en megamáquinas de vender.
Te apuntas aquí:
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