Las cifras de deuda pública, no decrecen, lo cual sería una mejora, no solo no frenan, que podría entender como no empeorar, por el contrario aumentan y lo hacen a un fuerte ritmo; por dos razones fundamentales, 1) porque están incorporando como públicas, algunas deudas privadas, por ejemplo de sectores privilegiados, como banca, eléctricas, autopistas… y 2) porque seguimos manteniendo déficit anuales que hay que financiar emitiendo deuda. Los déficits no se reducen porque desde la entrada en la crisis, como muestra la tabla de abajo los ingresos se redujeron en 6 puntos y los gastos aumentaron otros 7, creando una brecha superior a 11 puntos, que se corrige muy lentamente ya que los ingresos no aumentan lo deseable y los gastos no pueden reducirse fácilmente:
a) los ingresos fiscales se desplomaron en los primeros años de crisis, -la caída del Impuesto de sociedades fue brutal- en conjunto no se recuperan, teniendo España una de las menores recaudaciones de impuestos de Europa, como muestra el gráfico superior, situación que continúa hoy a pesar de las 40 subidas de impuestos del Gobierno Rajoy. El voluntarismo no resuelve los problemas, que cuanto mayores son, mas necesitan de acuerdos entre todas las fuerzas para lograr resultados positivos y hoy conseguir mayor recaudación es un grave problema que no resolverá un solo partido.
b) los gastos públicos resulta muy difícil reducirlos, en la medida que gran parte de los mismos corresponden a gasto social, pensiones, desempleo... a los que se añaden los pagos por intereses de la deuda de unos 38.000 millones hoy. En el cuadro de abajo, con cifras de 2011, se ven de forma simplificada los grandes capítulos de gasto, entonces los intereses de deuda eran menores al desempleo, hoy los superan.