En uno de mis pasos por Barajas de esta semana encontré un pequeño grupo de gente arremolinado alrededor de las puertas de acceso a uno de los aseos. Un joven extranjero había perdido su lentilla al salir del baño y varias personas que viajaban con él, le ayudaban, palpando el suelo, a encontrarla. Enseguida apareció, con el consiguiente júbilo, gritos y aplausos de sus colegas. La escena me recordó una historia que hace tiempo me contaron.
En cierta ocasión una mujer andaba buscando algo en el suelo de la calle junto a una farola. Pasó por allí un hombre y se paró a observar a la mujer que buscaba y buscaba. Después de un rato observándola se dirigió a ella y le dijo:
- Buena mujer, perdone que me inmiscuya en sus asuntos, pero ¿qué está buscando? Así podré ayudarle.
- Busco una aguja que he perdido en mi casa.
- Pero... Si la ha perdido en su casa, ¿por qué está aquí buscándola en la calle? - volvió a preguntar el hombre.
- Como en casa no tengo luz he venido a buscarla junto a esta farola
Y es que somos muchos los que actuamos igual que esa mujer. En lugar de buscar dentro de nosotros mismos la motivación, el sentido de la vida, la ilusión, la energía, la solución a nuestros problemas...acabamos buscándolo fuera. Y allí jamás lo hallaremos.