Si tú te imaginabas que con hirientes palabras
Lograrías cortarme en mil pequeños fragmentos,
Te invito a que pienses de nueva cuenta.
Estoy aquí, respirando, por gracia y voluntad propia,
No por capricho de un tipo mal encarado.
Me pregunto quién eres tú, para imaginar por un instante
Que eres dueño de cada uno de mis pensamientos.
Yo fluyo libre junto con el suave viento
Que cada mañana despeina con fuerza tu cabellera.
No trates de decirme que sin ti, mi existencia no importa.
Ya que mi valor propio no está en tu fría mirada.
Si tú te imaginabas, que a estas alturas estaría en el piso,
Mendigando las migajas de eso que tú llamas amor,
Déjame decirte que estás completamente equivocado.
La savia de la vida todavía corre por mis venas,
Y mi alma todavía sueña con ver un día más.
¿Quién te piensas que eres para tratar de romperme?
Deja que toda esa amargura que carga tu corazón
Se vaya disolviendo con el viento de la mañana.
Entiende que nadie en el mundo tiene la obligación
De escuchar todo el veneno que sale de tu boca.
¿Por qué habría yo de hacerlo, entonces?
Te pido, por favor déjame de una buena vez
Y sigue adelante con el camino que has elegido.
Tarde o temprano, el sabio destino se encargará
De darle a cada uno lo que se merece.
Si tú te imaginabas como un ser omnipotente,
Terminando vidas con sólo desearlo de corazón,
Déjame decirte que tu visión de ti mismo
Dista mucho de lo que realmente eres.
Dios quiera que un buen día abras los ojos
Y recuerdes, que detrás de todo ese falso brillo
Que desde hace años te rodea a todas horas,
Existe un ser humano bastante frágil,
Al que el dinero no le comprará ni un minuto más
Cuando llegue la hora del juicio final.
¿Lo sabes?