Juan estaba muy feliz / Me llevé un terrible desengaño / La niño sintió mucho miedo / El pichazo fue bastante doloroso / La tarta estaba buenísima
¿Qué tienen estas frases en común? Varias cosas, ¿verdad? Son breves, hablan de sentimientos o percepciones y UTILIZAN UN LENGUAJE ABSTRACTO.
“Muy feliz, un terrible desengaño, mucho miedo, bastante doloroso, buenísima”. ¿Crees que estas expresiones significan lo mismo para todo el mundo? ¿Cuánto es mucho miedo? ¿Y bastante dolor? Ese es uno de los problemas del lenguaje abstracto, pero no el único.
Como su mismo nombre indica, las realidades expresadas por este tipo de lenguaje son invisibles e intangibles, lo que dificulta su percepción. Sin embargo, podemos recurrir a las consecuencias de estos estados de ánimo o a metáforas para concretar estos términos y, de ese modo, lograr un efecto más impactante en nuestros lectores.Veamos algunas posibilidades:
Juan estaba muy feliz: Juan salió de su casa dando saltos de alegría / no podía parar de sonreír / sintió que su vida se llenaba de colores…
Me llevé un terrible desengaño: sentí su traición como una punzada en lo más hondo del alma / sentí que mi mundo se resquebrajaba / Pensé que nunca más podría confiar en nadie…
La niña sintió mucho miedo: La niña chilló sobresaltada / El temor se apoderó de la pequeña nublando sus sentidos / se quedó paralizada por el terror…
El pinchazo fue bastante doloroso: tuve que hacer un gran esfuerzo para no gritar / sentí como si me taladraran el brazo / una intensa punzada contrajo mis músculos…
La tarta estaba buenísima: fue como una explosión de sabores en mi paladar / cada cucharada era un regalo para mis sentidos/ me hubiera comido diez tartas como esa…
Lo sé, algunas de las opciones dejan bastante que desear, pero es lo que da de sí la inspiración que me nutre en estos momentos
No siempre es necesario evitar el lenguaje abstracto. Dependerá de la finalidad del texto, de la situación y de muchos factores. Sin embargo, cuanto más visual sea tu manera de narrar, mejor.
Un saludo