Revista España
Un domingo cualquiera por la mañana, me encuentro en el campo, recorriendo varios pueblos de la comarca del Cinca Medio, en Huesca, disfrutando de ese entorno natural que ya desde bien joven fui descubriendo, primero en bicicleta todas las tardes al salir de clase, después con un viejo ciclomotor y más tarde ya con coche. Voy por un camino que atraviesa una zona de espartal, una de esas últimas manchas de espartal del Cinca Medio, últimos reductos de la vegetación natural que cubría gran parte de la zona oeste de esta comarca. Desde hace ya muchos años he venido aquí a pasar largas horas recreándome al observar Gangas, Ortegas y otras aves esteparias que han desaparecido de otros muchos lugares. Hoy veo que casi toda esa superficie ha sido roturada para ponerla en cultivo, cultivos poco productivos y que perduran gracias a las subvenciones que reciben los agricultores. No lo entiendo...Mi ruta continúa, llego a una clamor cubierta de carrizal donde una pareja de aguiluchos laguneros tiene ubicado su nido, una clamor que utilizan como dormidero invernal varios miles de Escribanos palustres procedentes del norte de Europa, una de esas islas que sirve de refugio a Carriceros, Ruiseñores, Patos, Tejones, etc. etc., único lugar que encuentran en una zona totalmente transformada por la agricultura. Todavía veo salir un pequeño humo, ha sido totalmente quemada. No lo entiendo...A menos de un kilómetro vuelve a salir humo, esta vez es en una de las pocas zonas de matorral natural en la que han arrojado varias decenas de neumáticos usados. Han sido quemados intencionadamente. No lo entiendo...Me encuentro absorto en mis pensamientos cuando suena el teléfono, es un buen amigo que me dice que están vertiendo residuos en el río Cinca. Cuando llego, un tractor con una enorme cuba ha echado hacia el río varios miles de litros de purines de cerdo. No lo entiendo...Al lado veo una acequia que algún agricultor utiliza para llenar las cubas de pesticidas... todos los envases han sido abandonados allí mismo ????. Esa acequia la conozco muy bien, durante muchos años la he visitado intentando salvar la vida a los miles de animales que mueren ahogados en ella. Sus paredes verticales impiden que salgan una vez han caído y su tipología favorece el que caigan dentro. ¿Tan alto será el coste de una solución? No lo entiendo...Veo varios Milanos negros sobre los sotos, volando ya hacia sus lugares de cría. Bajo hasta el río recordando que tampoco el Cinca se encuentra a salvo. Hace apenas unos meses, extracciones ilegales de áridos destruyeron varias hectáreas de bosque fluvial, lugares de freza de peces y, en definitiva, el hábitat de cientos de especies. No lo entiendo...En la otra orilla veo una de las muchas escolleras que encauzan y ahogan al río, reduciendo su superficie y agravando los daños de las fincas colindantes cuando este se desborda. Fincas y construcciones que se encuentran dentro de la zona inundable, donde nunca deberían haber estado. Es cuestión de tiempo. No lo entiendo...Continúo por cultivos “defendidos” por escolleras, cultivos donde tanto la vegetación natural como la fauna encuentran únicamente refugio en las márgenes, acequias y linderos, el único lugar que les queda en muchos sitios. A lo lejos veo un tractor aplicando herbicida sobre esas márgenes y, muy cerca, otras están siendo quemadas por un agricultor. Me viene al pensamiento una finca con todas las márgenes densamente pobladas de vegetación, incluso árboles quizás centenarios. La diversidad de animales que he logrado ver en ellas es enorme. Hoy solo veo un gran desierto con más de cien hectáreas, no veo árboles, no veo animales, no veo plantas, solo maíz. No lo entiendo...Acercándome nuevamente al río encuentro a un buen amigo, entusiasta de la naturaleza, intentando fotografiar esos animales, esas plantas, esos paisajes que poco a poco están desapareciendo, quizás para un día no muy lejano poder enseñar a su hija lo que tuvimos en el Cinca Medio.